1. ¿Por qué se amotinan las naciones y los pueblos hacen proyectos vanos?

1. ¿Por qué se agitan las naciones, y los pueblos mascullan planes vanos?

2. Se levantan los reyes de la tierra, los príncipes conspiran contra el Señor y su mesías:

2. Se yerguen los reyes de la tierra, los caudillos conspiran aliados contra Yahveh y contra su Ungido:

3. "¡Rompamos sus cadenas, sacudamos su yugo!".

3. «¡Rompamos sus coyundas, sacudámonos su yugo!»

4. El que mora en el cielo se sonríe, el Señor se burla de ellos.

4. El que se sienta en los cielos se sonríe, Yahveh se burla de ellos.

5. Luego les habla enfurecido, y con su ira los llena de terror:

5. Luego en su cólera les habla, en su furor los aterra:

6. "Ya tengo yo a mi rey entronizado sobre Sión, mi monte santo".

6. «Ya tengo yo consagrado a mi rey en Sión mi monte santo.»

7. Proclamaré el decreto que el Señor ha pronunciado: "Tú eres mi hijo, yo mismo te he engendrado hoy.

7. Voy a anunciar el decreto de Yahveh: El me ha dicho: «Tú eres mi hijo; yo te he engendrado hoy.

8. Pídeme y te daré en herencia las naciones, en propiedad los confines de la tierra.

8. Pídeme, y te daré en herencia las naciones, en propiedad los confines de la tierra.

9. Los destrozarás con un cetro de hierro, los triturarás como a vasos de alfarero".

9. Con cetro de hierro, los quebrantarás, los quebrarás como vaso de alfarero.»

10. Ahora, pues, oh reyes, sed sensatos; dejaos corregir, oh jueces de la tierra.

10. Y ahora, reyes, comprended, corregíos, jueces de la tierra.

11. Servid al Señor con reverencia, postraos temblorosos ante él,

11. Servid a Yahveh con temor,

12. para que no se irrite y os veáis perdidos, pues su cólera se inflama en un instante. ¡Dichosos los que en él buscan refugio!

12. con temblor besad sus pies; no se irrite y perezcáis en el camino, pues su cólera se inflama de repente. ¡Venturosos los que a él se acogen!





“Que Maria seja toda a razão da sua existência e o guie ao porto seguro da eterna salvação. Que Ela lhe sirva de doce modelo e inspiração na virtude da santa humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina