1. Al maestro de coro. De David Yo busco mi refugio en el Señor; ¿por qué me andáis diciendo: "Huye a los montes como un pájaro"?

1. Del maestro de coro. De David. En Yahveh me cobijo; ¿cómo decís a mi alma: «Huye, pájaro, a tu monte?

2. Los asesinos tensan ya su arco, ajustan las flechas en la cuerda para clavarlas de noche en el corazón del hombre honesto.

2. «He aquí que los impíos tensan su arco, ajustan a la cuerda su saeta, para tirar en la sombra a los de recto corazón.

3. Cuando están en ruina los cimientos, ¿qué podrá hacer el hombre justo?

3. Si están en ruinas los cimientos, ¿que puede hacer el justo?»

4. El Señor está en su templo santo, el Señor tiene su trono en los cielos; sus ojos están fijos en el mundo, sus miradas exploran a los hombres.

4. Yahveh en su Templo santo, Yahveh, su trono está en los cielos; ven sus ojos el mundo, sus párpados exploran a los hijos de Adán.

5. El Señor vigila al justo y al injusto, y odia a quien quiere la violencia;

5. Yahveh explora al justo y al impío; su alma odia a quien ama la violencia.

6. hará llover brasas de fuego sobre los injustos, azufre y viento abrasador serán la porción de su copa.

6. ¡Llueva sobre los impíos brasas y azufre, y un viento abrasador por porción de su copa!

7. El Señor es justo y ama la justicia, los justos contemplarán su rostro.

7. Que es justo Yahveh y lo justo ama, los rectos contemplarán su rostro.





“Que Jesus o mergulhe no esplendor da Sua imortal juventude.” São Padre Pio de Pietrelcina