1. Piedad de mí, oh Dios, piedad de mí, pues en ti se refugia el alma mía, a la sombra de tus alas me cobijo hasta que haya pasado la tormenta.

1. Del maestro de coro. «No destruyas.» De David. A media voz. Cuando, huyendo de Saúl, se escondió en la cueva.

2. Yo clamo al Dios Altísimo, al Dios que de mí cuida.

2. Tenme piedad, oh Dios, tenme piedad, que en ti se cobija mi alma; a la sombra de tus alas me cobijo hasta que pase el infortunio.

3. Que del cielo mande alguien a salvarme de las manos de aquellos que me acosan; envíe Dios su gracia y su verdad.

3. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que tanto hace por mí.

4. Yo duermo rodeado de leones, que devoran a los hijos de los hombres, sus dientes son lanzas y flechas, su lengua es una espada acerada.

4. Mande desde los cielos y me salve, confunda a quien me pisa, envíe Dios su amor y su verdad.

5. Muéstrate, oh Dios, por encima de los cielos, y que brille tu luz en toda la tierra.

5. Mi alma está tendida en medio de leones, que devoran a los hijos de Adán; sus dientes son lanzas y saetas, su lengua, una espada acerada.

6. Habían tendido un lazo en mi camino, allí querían que cayera; ante mí cavaron una trampa pero ellos cayeron dentro.

6. ¡Alzate, oh Dios, sobre los cielos, sobre toda la tierra, tu gloria

7. Oh Dios, mi corazón está dispuesto, mi corazón está atento, quiero cantar y tocar para ti.

7. Tendían ellos una red bajo mis pasos, mi alma se doblaba; una fosa cavaron ante mí, ¡cayeron ellos dentro!

8. Despiértate, corazón mío, despiértense arpas y cítaras, que quiero a la aurora despertar.

8. A punto está mi corazón, oh Dios, mi corazón a punto; voy a cantar, voy a salmodiar,

9. Te alabaré, Señor, entre los pueblos, te cantaré en todas las provincias,

9. ¡gloria mía, despierta!, ¡despertad, arpa y cítara!, ¡a la aurora he de despertar!

10. pues tu amor está a la altura de los cielos y tu verdad se eleva hasta las nubes.

10. Te alabaré entre los pueblos, Señor, te salmodiaré entre las gentes;

11. Muéstrate, oh Dios, por encima de los cielos, y que brille tu gloria en toda la tierra.

11. porque tu amor es grande hasta los cielos, tu verdad hasta las nubes.

12.

12. ¡Alzate, oh Dios, sobre los cielos, sobre toda la tierra, tu gloria!





“Dirás tu o mais belo dos credos quando houver noite em redor de ti, na hora do sacrifício, na dor, no supremo esforço duma vontade inquebrantável para o bem. Este credo é como um relâmpago que rasga a escuridão de teu espírito e no seu brilho te eleva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina