1. Sólo el pecado habla al impío en el fondo de su corazón; ¡ningún temor de Dios ante sus ojos!

1. Del maestro de coro. Del siervo de Yahveh. De David.

2. Se mira con tan buen concepto, que se niega a admitir su culpa.

2. Un oráculo para el impío es el pecado en el fondo de su corazón; temor de Dios no existe delante de sus ojos.

3. Sus palabras son fraude y maldad; renunció a ser sensato, a obrar el bien.

3. Con ojo harto lisonjero se mira, para encontrar y detestar su culpa;

4. Hasta en su lecho rumia sus maldades; se obstina en el camino que no es bueno, no renuncia al mal.

4. las palabras de su boca, iniquidad y engaño; renunció a ser sensato, a hacer el bien.

5. Señor, tu amor está sobre los cielos y tu fidelidad pasa las nubes.

5. Sólo maquina iniquidad sobre su lecho; en un camino que no es bueno se obstina y no reprueba el mal.

6. Como los altos montes es tu justicia, y tus decretos como los abismos; Señor, tú ayudas a hombres y animales:

6. Oh Yahveh, en los cielos tu amor, hasta las nubes tu verdad;

7. ¡qué valiosa es tu gracia! A ti acuden los hijos de Adán debajo de tus alas se refugian;

7. tu justicia, como los montes de Dios, tus juicios, como el hondo abismo. A hombres y bestias salvas tú, Yahveh,

8. se sacian con lo mejor de tu casa, y le quitas la sed en tu río de delicias.

8. oh Dios, ¡qué precioso tu amor! Por eso los hijos de Adán, a la sombra de tus alas se cobijan.

9. En ti se halla la fuente de la vida, y es por tu luz que vemos la luz.

9. Se sacian de la grasa de tu Casa, en el torrente de tus delicias los abrevas;

10. Conserva tu amor a los que te conocen, tus premios a los de recto corazón.

10. en ti está la fuente de la vida, y en tu luz vemos la luz.

11. Que no me aplaste el pie del orgulloso, ni me atrape la mano del impío.

11. Guarda tu amor a los que te conocen, y tu justicia a los de recto corazón.

12. ¡Ahí están, cayeron los malhechores, fueron tumbados y no pueden levantarse!

12. ¡Que el pie del orgullo no me alcance, ni la mano de los impíos me avente!

13.

13. Ved cómo caen los agentes de mal, abatidos, no pueden levantarse.





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