1. A ti he elevado mis ojos, a ti que habitas en los cielos.

1. Canción de las subidas. A ti levanto mis ojos, tú que habitas en el cielo;

2. Como los ojos de los siervos se fijan en la mano de su dueño, como miran los ojos de una esclava la mano de su dueña, así miran nuestros ojos al Señor, ¿nuestro Dios, cuándo tendrá piedad de nosotros?

2. míralos, como los ojos de los siervos en la mano de sus amos. Como los ojos de la sierva en la mano de su señora, así nuestros ojos en Yahveh nuestro Dios, hasta que se apiade de nosotros.

3. Ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad, porque estamos saturados de desprecios.

3. ¡Ten piedad de nosotros, Yahveh, ten piedad de nosotros, que estamos saturados de desprecio!

4. Nuestra alma está colmada de las burlas de la gente acomodada, del desprecio de los engreídos.

4. ¡Nuestra alma está por demás saturada del sarcasmo de los satisfechos, (¡El desprecio es para los soberbios!)





“Quando te encontrares diante de Deus, na oração considera-te banhado na luz da verdade, fala-lhe se puderes, deixa simplesmente que te veja e não tenhas preocupação alguma”. São Padre Pio de Pietrelcina