Salmos, 115
16. Los cielos, son los cielos de Yahveh, la tierra, se la ha dado a los hijos de Adán.
16. Los cielos, son los cielos de Yahveh, la tierra, se la ha dado a los hijos de Adán.
El Salmo 115 es un salmo de alabanza al Dios verdadero y vivo, que lo contrasta con los inútiles ídolos hechos por las manos humanas. Los siguientes versículos destacan la grandeza y la fidelidad de Dios, enfatizando la confianza que debemos tener en detrimento de cualquier otra cosa:
Isaías 44:6: "Así dice el Señor, el rey de Israel, su redentor, el Señor de los anfitriones: soy el primero y el último, más allá de mí, no hay Dios". Este versículo destaca la singularidad de Dios y su papel como creador y gobernante del universo.
Proverbios 3:5-6: "Confía en el Señor de todo tu corazón y no agites en tu propio entendimiento. Lo reconoce en todos tus caminos, y él enderezará tus caminos". Este versículo enfatiza la importancia de confiar en Dios y buscar su orientación en todas las circunstancias.
Deuteronomio 7:9: "Sabrás que el Señor tu Dios es Dios, el Dios fiel, que mantiene el concierto y la misericordia a mil generaciones para quienes lo aman y mantienen sus mandamientos". Este versículo destaca la fidelidad de Dios para cumplir sus promesas y mantener sus convenios con su pueblo.
Salmo 118:8-9: "Es mejor confiar en el Señor que confiar en el hombre. Es mejor confiar en el Señor que confiar en los príncipes". Este versículo refuerza el mensaje de que la confianza debe depositarse en Dios en lugar de los humanos o instituciones.
Romanos 8:28: "Y sabemos que todas las cosas contribuyen juntas al bien de los que aman a Dios, a los que son llamados por su decreto". Este versículo trae consuelo y seguridad al recordar que Dios trabaja por el bien de sus hijos, incluso en medio de circunstancias difíciles.
“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina
