1. Salmo. De David. Cuando huía de su hijo Absalón.

2. Yahveh, ¡cuán numerosos son mis adversarios, cuántos los que se alzan contra mí!

3. ¡Cuántos los que dicen de mi vida: «No hay salvación para él en Dios!»

4. Mas tú, Yahveh, escudo que me ciñes, mi gloria, el que realza mi cabeza.

5. A voz en grito clamo hacia Yahveh, y él me responde desde su santo monte.

6. Yo me acuesto y me duermo, me despierto, pues Yahveh me sostiene.

7. No temo a esas gentes que a millares se apostan en torno contra mí.

8. ¡Levántate, Yahveh! ¡Dios mío, sálvame! Tú hieres en la mejilla a todos mis enemigos, los dientes de los impíos tú los rompes.

9. De Yahveh la salvación. Tu bendición sobre tu pueblo. Pausa





“O bem dura eternamente.” São Padre Pio de Pietrelcina