Salmos, 139
14. Confieso que soy una obra prodigiosa, pues todas tus obras son maravillosas; de ello estoy bien convencido.
14. Confieso que soy una obra prodigiosa, pues todas tus obras son maravillosas; de ello estoy bien convencido.
El Salmo 139 es una meditación poética sobre la omnipresencia y la omnisciencia de Dios, que conoce profundamente al ser humano desde el nacimiento hasta su muerte. Los temas principales son la relación íntima entre Dios y el ser humano, su omnipotencia creativa y su cuidado providencial. A continuación hay cinco versos relacionados con estos temas:
Génesis 1:27: "Dios creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; el hombre y la mujer los crearon". Este versículo habla de la creación del ser humano a la imagen de Dios, un tema que se menciona en el Salmo 139 en los versos que afirman que fuimos formados dentro de nuestra madre por la mano divina.
Proverbios 15:3: "Los ojos del Señor están en todas partes, observando cuidadosamente a los malvados y lo bueno". Este versículo enfatiza la omnipresencia y la omnisciencia de Dios, temas centrales para el Salmo 139 en los versos que hablan de la presencia divina en todas partes y la capacidad de Dios para conocer nuestros pensamientos más íntimos.
Jeremías 1:5: "Antes de formarte en el útero materno, te conocí y, antes de dejar a la madre, te consagré y te constituí profeta a las naciones". Este versículo habla de la elección divina del útero materno, un tema que se aborda en el Salmo 139 en los versos que hablan de predestinación divina y la búsqueda de Dios de sus siervos.
Mateo 10:29-31: "¿No se venden dos gorriones por un centavo? Sin embargo, ninguno de ellos cae al suelo sin el consentimiento de tu padre. E incluso tu cabello en tu cabeza está numerado. Así que tengas miedo; ¡Vale más que muchos gorriones! " Este versículo habla del cuidado providencial de Dios, que es un tema presente en el Salmo 139 en los versos que hablan de protección divina del útero materno y el acompañamiento divino en todo momento de la vida.
Romanos 8:38-39: "Porque estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, el presente ni el futuro, sin poderes, altura ni profundidad, ni nada en la creación podrán separarnos. Del amor. de Dios que está en Cristo Jesús, nuestro Señor ". Este versículo habla del amor incondicional de Dios, un tema central en el Salmo 139 en los versos que afirman que hemos sido tejidos en el útero materno para el amor divino y que Dios conocemos profundamente.
“Como Jesus, preparemo-nos a duas ascensões: uma ao Calvário e outra ao Céu. A ascensão ao Calvário, se não for alegre, deve ao menos ser resignada!” São Padre Pio de Pietrelcina
