2. Al maestro de coro. Según "la de Gat". Salmo de los hijos de Coré

2. ¡Qué amables son tus moradas, Señor Sabaot!

3. ¡Qué hermosa es tu morada, Señor omnipotente!

3. Mi alma suspira y hasta languidece por los atrios del Señor; mi corazón y mi carne gritan de alegría al Dios que vive.

4. Mi alma suspira y desfallece por los atrios del Señor, mi corazón y mi carne se entusiasman en busca del Dios vivo.

4. Hasta el pajarillo encuentra casa, y la alondra un nido, donde dejar sus polluelos: cerca de tus altares, Señor Sabaot, ¡oh mi Rey y mi Dios!

5. Hasta el gorrión ha encontrado una casa y la golondrina un nido donde poner sus polluelos: tus altares, Señor omnipotente, rey mío y Dios mío.

5. Felices los que habitan en tu casa, se quedarán allí para alabarte.

6. Dichosos los que viven en tu casa y están siempre alabándote;

6. Dichosos los hombres cuya fuerza eres tú y que gustan de subir hasta ti.

7. dichoso el hombre que tiene en ti su fortaleza y lleva en su corazón tus caminos.

7. Al pasar por el valle de los Sauces, beben allí de la fuente ya bendita por las primeras lluvias;

8. Al pasar por el valle de las balsameras, lo convertirán en manantiales, y las lluvias otoñales lo llenarán de bendiciones.

8. pasan por las murallas una a una, hasta presentarse a Dios en Sión.

9. Marcharán con ánimo creciente, verán al Dios de los dioses en Sión.

9. ¡Oh Señor, Dios Sabaot, escucha mi plegaria, oye con atención, Dios de Jacob!

10. Señor, Dios omnipotente, escucha mi plegaria; atiéndeme, oh Dios de Jacob;

10. Mira, oh Dios, nuestro escudo, contempla la cara de tu ungido.

11. oh Dios, contempla nuestro escudo, fíjate en el rostro de tu ungido.

11. Vale por mil un día en tus atrios, y prefiero quedarme en el umbral, delante de la casa de mi Dios antes que compartir la casa del malvado.

12. Un día en tus atrios vale más que mil: prefiero estar en el umbral de la casa de mi Dios a vivir en la casa del malvado.

12. El Señor es un baluarte y un escudo, el Señor dará la gracia y la gloria a los que marchan rectamente: ninguna bendición les negará.

13. Dios, el Señor, es un sol y un escudo, el Señor da la gracia y la gloria; no niega bien alguno al que procede rectamente.

13. ¡Oh Señor Sabaot, feliz el que confía en ti!





“Que Jesus o mergulhe no esplendor da Sua imortal juventude.” São Padre Pio de Pietrelcina