Salmos, 30
13. para que mi corazón te cante sin cesar. ¡Señor, Dios mío, te daré gracias eternamente!
13. para que mi corazón te cante sin cesar. ¡Señor, Dios mío, te daré gracias eternamente!
“Quando ofendemos a justiça de Deus, apelamos à Sua misericórdia. Mas se ofendemos a Sua misericórdia, a quem podemos apelar? Ofender o Pai que nos ama e insultar quem nos auxilia é um pecado pelo qual seremos severamente julgados.” São Padre Pio de Pietrelcina