Encontrados 35 resultados para: enfermedad

  • El Señor apartará de ti toda enfermedad, y no te infligirá ninguna de esas plagas malignas que envió sobre Egipto, y que tú ya conoces. Las tendrá reservadas, en cambio, para aquellos que te odian. (Deuteronomio 7, 15)

  • Después que sucedió esto, el hijo de la dueña de casa cayó enfermo, y su enfermedad se agravó tanto que no quedó en él aliento de vida. (I Reyes 17, 17)

  • Naamán, general del ejército del rey de Arám, era un hombre prestigioso y altamente estimado por su señor, porque gracias a él, el Señor había dado la victoria a Arám. Pero este hombre, guerrero valeroso, padecía de una enfermedad en la piel. (II Reyes 5, 1)

  • Ella dijo entonces a su patrona: "¡Ojalá mi señor se presentara ante el profeta que está en Samaría! Seguramente, él lo libraría de su enfermedad". (II Reyes 5, 3)

  • y presentó al rey de Israel la carta que decía: "Al mismo tiempo que te llega esta carta, te envío a Naamán, mi servidor, para que lo libres de su enfermedad". (II Reyes 5, 6)

  • Apenas el rey de Israel leyó la carta, rasgó sus vestiduras y dijo: "¿Acaso yo soy Dios, capaz de hacer morir y vivir, para que este me mande librar a un hombre de su enfermedad? Fíjense bien y verán que él está buscando un pretexto contra mí". (II Reyes 5, 7)

  • el rey dijo a Jazael: "Toma contigo un presente, ve al encuentro del hombre de Dios, y consulta al Señor por medio de él, a ver si me restableceré de esta enfermedad". (II Reyes 8, 8)

  • Jazael fue al encuentro de Eliseo llevando como presente cuarenta camellos cargados con lo mejor que había en Damasco. Al llegar, se presentó ante él y le dijo: "Tu hijo Ben Hadad, rey de Arám, me ha enviado a preguntarte: ¿Me restableceré de esta enfermedad?". (II Reyes 8, 9)

  • Eliseo contrajo la enfermedad que lo llevaría a la muerte. Joás, rey de Israel, bajó a visitarlo y se echó llorando sobre su rostro, mientras decía: "¡Padre mío! ¡Padre mío! ¡Carro de Israel y su caballería!". (II Reyes 13, 14)

  • En el trigésimo noveno año de su reinado, Asá se enfermó gravemente de los pies. Pero ni siquiera en su enfermedad recurrió al Señor, sino a los médicos. (II Crónicas 16, 12)

  • Tú mismo padecerás muchas dolencias, y una enfermedad maligna te irá carcomiendo las entrañas día tras día". (II Crónicas 21, 15)

  • Por último, el Señor lo hirió con una enfermedad incurable del vientre. (II Crónicas 21, 18)


“Uma Missa bem assistida em vida será mais útil à sua salvação do que tantas outras que mandarem celebrar por você após sua morte!” São Padre Pio de Pietrelcina