23. Cuando Judit se presentó ante él y sus ayudantes, todos se quedaron maravillados de la belleza de su rostro. Ella se postró en tierra, pero los ayudantes la levantaron.





“Você teme um homem,um pobre instrumento nas mãos de Deus, mas não teme a justiça divina?” São Padre Pio de Pietrelcina