Talált 484 Eredmények: habían

  • Cuando supo Adonisedec, rey de Jerusalén, que Josué había tomado Ay y la había entregado al exterminio, tratando a Ay y a su rey como había tratado a Jericó y a su rey, y que los habitantes de Gabaón habían hecho las paces con Israel y que estaban con él, (Josué 10, 1)

  • Después que Josué y los israelitas los derrotaron y los exterminaron, los que habían escapado se refugiaron en las ciudades fortificadas. (Josué 10, 20)

  • Cuando los llevaron ante Josué, éste llamó a todos los hombres de Israel y dijo a los jefes del ejército que le habían acompañado: "Acercaos y poned vuestros pies sobre el cuello de estos reyes". Se acercaron y lo hicieron. (Josué 10, 24)

  • Pero, al ponerse el sol, Josué mandó descolgarlos y echarlos en la cueva donde se habían escondido. Y pusieron grandes piedras en la entrada de la cueva, y allí están todavía hoy. (Josué 10, 27)

  • La tomaron aquel mismo día y pasaron a filo de espada a todos los que vivían en ella, exterminándolos completamente, como habían hecho con Laquis. (Josué 10, 35)

  • La tomaron y pasaron a filo de espada al rey y a todos los que vivían en ella y en los pueblos vecinos, exterminándolos por completo y sin dejar un superviviente, como habían hecho con Eglón. (Josué 10, 37)

  • La tomaron y pasaron a filo de espada al rey y a todos los que vivían allí y en los pueblos vecinos, exterminándolos por completo y sin dejar un superviviente, como habían hecho con Hebrón y Libná y sus reyes. (Josué 10, 39)

  • Mientras los hermanos que habían ido conmigo desalentaban al pueblo, yo seguí fielmente al Señor, mi Dios. (Josué 14, 8)

  • Pero quedaban todavía siete tribus que no habían recibido su heredad. (Josué 18, 2)

  • Los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés dejaron a los israelitas en Silo, en la tierra de Canaán, para ir a la tierra de Galaad, la tierra de su heredad, donde ellos se habían establecido, según la orden que el Señor había dado por medio de Moisés. (Josué 22, 9)

  • Llegó a oídos de los israelitas que los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés habían levantado un altar en la frontera de Canaán, junto al Jordán, en territorio israelita; (Josué 22, 11)

  • Los huesos de José, que los israelitas habían traído de Egipto, fueron sepultados en Siquén, en la parte del campo que Jacob había comprado por cien monedas de plata a los hijos de Jamor, padre de Siquén, y que pasó a ser propiedad de los hijos de José. (Josué 24, 32)


“Quando o dia seguinte chegar, ele também será chamado de hoje e, então, você pensará nele. Tenha sempre muita confiança na Divina Providência.” São Padre Pio de Pietrelcina