Talált 142 Eredmények: Jeremías

  • Ebedmélec tomó consigo a los hombres, entró en el palacio real, en el vestuario del tesoro, tomó unos cuantos trozos de ropas usadas y rotas y se las echó a Jeremías en la cisterna con unas cuerdas. (Jeremías 38, 11)

  • Y dijo a Jeremías: "Ponte estos paños usados y rotos bajo los sobacos, por debajo de las cuerdas". (Jeremías 38, 12)

  • Jeremías lo hizo así, y en seguida tiraron de él con las cuerdas y lo subieron de la cisterna. Y Jeremías quedó en el patio de la guardia. (Jeremías 38, 13)

  • El rey Sedecías mandó a buscar al profeta Jeremías a la tercera puerta del templo del Señor; el rey dijo a Jeremías: "Tengo que preguntarte una cosa, no me ocultes nada". (Jeremías 38, 14)

  • Jeremías respondió a Sedecías: "Si te lo digo, me harás morir, ¿no es verdad? Si te doy un consejo, no me vas a escuchar". (Jeremías 38, 15)

  • Entonces el rey Sedecías juró en secreto a Jeremías: "¡Vive Dios que nos ha dado el aliento, que no te mataré ni te entregaré en poder de esos que andan buscando tu muerte!". (Jeremías 38, 16)

  • Jeremías dijo a Sedecías: "Esto dice el Señor todopoderoso, Dios de Israel: Si sales y te entregas a los generales del rey de Babilonia, salvarás tu vida, y esta ciudad no será entregada a las llamas: te salvarás juntamente con tu familia. (Jeremías 38, 17)

  • El rey Sedecías dijo a Jeremías: "Tengo miedo a los judíos que se han pasado a los caldeos; si caigo en sus manos me maltratarán". (Jeremías 38, 19)

  • Jeremías respondió: "No te entregarán a ellos. Escucha la voz del Señor que yo te he referido y te resultará bien: Salvarás tu vida. (Jeremías 38, 20)

  • Entonces Sedecías dijo a Jeremías: "Nadie se entere de estas palabras; de lo contrario morirás. (Jeremías 38, 24)

  • Vinieron, en efecto, todos los dignatarios a interrogar a Jeremías; pero él les contestó conforme a la sugerencia del rey y no lo molestaron más, pues la conversación no había sido oída. (Jeremías 38, 27)

  • Y Jeremías permaneció en el patio de la guardia hasta el día en que fue tomada Jerusalén. (Jeremías 38, 28)


“Ouço interiormente uma voz que constantemente me diz: Santifique-se e santifique!” São Padre Pio de Pietrelcina