Talált 178 Eredmények: saber
y ya has designado profetas para proclamarte rey de Jerusalén. El rey va a saber eso, así que te conviene que conversemos los dos.» (Nehemías 6, 7)
Tobías contó a su padre que había encontrado a un hermano israelita, y el padre le contestó: «Llámalo para saber a qué familia y tribu pertenece; y si es digno de confianza, para que te acompañe.» Tobías llamó al joven (Tobías 5, 9)
El ángel respondió: «¿Qué te importa más: la persona que acompaña a tu hijo, o la tribu a la que pertenece?» Pero Tobit insistió en saber su nombre y la tribu a la que pertenecía. (Tobías 5, 12)
Así, pues, poderoso señor, informémonos para saber si este pueblo se ha portado mal y si han pecado contra su Dios; si la cosa es así, subamos y ataquémoslos. (Judit 5, 20)
Diariamente se paseaba él por delante de la casa de las mujeres para saber cómo estaba Ester e informarse de lo que le sucedía. (Ester 2, 11)
Le entregó, después, una copia de la condenación a muerte de los judíos, que había sido publicada en Susa, para que se la pasara a Ester y ésta la leyera. También le pedía a Ester que fuera a hablar con el rey para interceder por su pueblo y conseguir la revocación del edicto. «Acuérdate, le decía, de cuando vivías humildemente y de que yo te daba de comer con mi mano. Pues has de saber que Amán, el segundo del reino, le ha pedido al rey que nos condene a muerte. Invoca al Señor, habla por nosotros al rey, líbranos de la muerte.» (Ester 4, 8)
Cuando Mardoqueo despertó, entendió que Dios con ese sueño quería mostrarle algo. Anduvo todo el día pensando en lo que había soñado, tratando de una forma u otra de saber qué querría decir. (Ester 11, 11)
Elihú tomó la palabra y dijo: «Yo soy joven y ustedes ancianos, y por eso temía y sentía miedo de manifestarles mi saber. (Job 32, 6)
Por eso, ahora les digo: «Escúchenme y yo también demostraré mi saber.» (Job 32, 10)
Job habla sin saber, y sus argumentos no valen. (Job 34, 35)
Voy a llevar muy lejos mi saber y daré la razón a mi Hacedor. (Job 36, 3)
Un día al siguiente le pasa el mensaje y una noche a la otra se lo hace saber. (Salmos 19, 3)