Talált 178 Eredmények: saber

  • Ustedes quemarán las imágenes de sus dioses y no codiciarán el oro ni la plata que los recubre. No lo tomes para ti, no sea que te quedes atrapado: debes saber que Yavé lo odia. Nada de esto entrará en tu casa, no sea que te vuelvas maldición, como ello es maldición. (Deuteronomio 7, 25)

  • Pero debes saber que Yavé, tu Dios, pasará el Jordán delante de ti; él los exterminará y te los someterá para que les quites la tierra y los hagas desaparecer rapidamente, como él te lo dijo. (Deuteronomio 9, 3)

  • no hagas caso a las palabras de aquel profeta o soñador; porque Yavé, tu Dios, te prueba para saber si realmente lo amas con todo tu corazón y con toda tu alma. (Deuteronomio 13, 4)

  • Acaso preguntas: «¿Cómo vamos a saber que una palabra no viene de Yavé?» (Deuteronomio 18, 21)

  • Has de saber que ese mismo día Yavé, tu Dios, te manda cumplir sus normas y sus mandamientos. Tú los guardarás y los pondrás en práctica con todo tu corazón y toda tu alma. (Deuteronomio 26, 16)

  • En cuanto el rey de Hay vio la situación, se apresuró para atacar a Israel con toda su gente, en la pendiente frente al valle del Jordán, sin saber que le habían tendido una emboscada por detrás de la ciudad. (Josué 8, 14)

  • «Estás viejo y queda un extenso territorio por conquistar y repartir. A saber: toda Galilea, Filistea y Gesuri; (Josué 13, 2)

  • La segunda suerte tocó a los hijos de Simeón, según sus familias, y su herencia vino a caer en medio de los hijos de Judá, a saber: (Josué 19, 1)

  • También a los hijos de Guersón, levitas de inferior grado, Josué dio de la media tribu de Manasés dos ciudades con sus alrededores, a saber: Golán, en Basán, que era ciudad de refugio, y Astarot. (Josué 21, 27)

  • Al saber esto, toda la asamblea de los israelitas se reunieron en Silo para combatirlos. (Josué 22, 12)

  • y probaré a Israel por medio de esos pueblos para saber si al fin seguirán mis caminos como hicieron sus padres.» (Jueces 2, 22)

  • Por ahora, sigue durmiendo hasta mañana.» Antes de que amaneciera, cuando todavía no se puede distinguir bien a las personas, se levantó Booz, pues pensaba: «Nadie debe saber que esta mujer estuvo aquí durmiendo.» (Rut 3, 14)


“Não há nada mais inaceitável do que uma mulher caprichosa, frívola e arrogante, especialmente se é casada. Uma esposa cristã deve ser uma mulher de profunda piedade em relação a Deus, um anjo de paz na família, digna e agradável em relação ao próximo.” São Padre Pio de Pietrelcina