Salmos, 31
3. Inclina tu oído hacia mí, date prisa en librarme. Sé para mí una roca de refugio, el recinto amurallado que me salve.
3. Inclina tu oído hacia mí, date prisa en librarme. Sé para mí una roca de refugio, el recinto amurallado que me salve.
“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina