Fundar 392 Resultados para: agua de purificación

  • El Señor será tu guía siempre, en los desiertos saciará tu hambre, a tus huesos infundirá vigor, y tú serás como un huerto regado, cual manantial de agua, de caudal inagotable. (Isaías 58, 11)

  • como el fuego inflama las ramas secas, como el fuego hace hervir el agua, para manifestar tu nombre a tus enemigos y hacer temblar a las naciones ante ti, (Isaías 64, 1)

  • Doble iniquidad ha cometido mi pueblo: me han abandonado a mí, la fuente de agua viva para excavarse aljibes, aljibes agrietados, que no retienen agua. (Jeremías 2, 13)

  • Y ahora, ¿a qué fin dirigirte a Egipto para beber el agua del Nilo? ¿A qué fin marchar a Asiria para beber el agua del río? (Jeremías 2, 18)

  • ¿Por qué nos estamos sentados? Reuníos, entremos en nuestras ciudades fortificadas para morir allí, porque el Señor nuestro Dios nos entrega a la muerte, nos da a beber agua envenenada por haber pecado contra él. (Jeremías 8, 14)

  • Por eso, esto dice el Señor todopoderoso, Dios de Israel: "Yo daré de comer a este pueblo ajenjo y les haré beber agua envenenada. (Jeremías 9, 14)

  • El Señor me dijo: "Anda a comprarte un cinturón de lino y póntelo a la cintura; pero no lo metas en agua". (Jeremías 13, 1)

  • Los ricos mandan a sus siervos a buscar agua; éstos van a los aljibes, no encuentran agua y vuelven con sus cántaros vacíos; quedan consternados, humillados, y se cubren la cabeza. (Jeremías 14, 3)

  • Es como un árbol plantado junto al agua, que alarga hacia la corriente sus raíces; nada teme cuando llega el calor; su follaje se mantiene verde; en año de sequía no se preocupa, ni deja de producir sus frutos. (Jeremías 17, 8)

  • ¡Oh esperanza de Israel, Señor, todos los que te abandonan serán cubiertos de vergüenza; los que se apartan de ti, serán condenados, porque abandonaron al Señor, la fuente de agua viva! (Jeremías 17, 13)

  • Por esto, así dice el Señor omnipotente sobre los profetas: Yo les daré a comer ajenjo, y a beber agua envenenada; porque de los profetas de Jerusalén sale la impiedad para todo el país". (Jeremías 23, 15)

  • Entonces ellos agarraron a Jeremías y lo arrojaron en la cisterna del príncipe Malquías, situada en el patio de la guardia, bajándolo con cuerdas. En la cisterna no había agua, sino fango, y Jeremías se hundió en él. (Jeremías 38, 6)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina