Gefunden 564 Ergebnisse für: nadie

  • Al oír esta severa advertencia, el pueblo estuvo de duelo y nadie se puso sus adornos. (Exodo 33, 4)

  • Después retiraré mi mano y tú verás mis espaldas. Pero nadie puede ver mi rostro". (Exodo 33, 23)

  • Que nadie suba contigo ni se haga ver en toda la extensión de la montaña, y que tampoco el ganado se detenga a pastar delante de ella". (Exodo 34, 3)

  • Al primogénito del asno, en cambio, lo rescatarás con un cordero, y si no lo rescatas, deberás desnucarlo. También rescatarás a todos los primogénitos entre tus hijos. Y nadie se presentará delante de mí con las manos vacías. (Exodo 34, 20)

  • Porque yo voy a desposeer a las naciones delante de ti y ensancharé tus fronteras, y cuando subas a presentarte ante el Señor, tu Dios, tres veces al año, nadie codiciará tu territorio. (Exodo 34, 24)

  • Entonces Moisés ordenó que se hiciera correr esta consigna a través del campamento: "Que nadie, sea hombre o mujer, siga preparando materiales para presentarlos como ofrenda". Así el pueblo se abstuvo de hacer nuevos donativos, (Exodo 36, 6)

  • y toda oblación de un sacerdote será quemada en su totalidad: nadie la podrá comer. (Levítico 6, 16)

  • Cuando Aarón entre en el Santuario para realizar allí el rito de expiación, nadie deberá estar en la Carpa del Encuentro, hasta que él salga. Después de practicar el rito de expiación por sí mismo, por su familia y por toda la asamblea de Israel, (Levítico 16, 17)

  • El Señor dijo a Moisés: Habla en estos términos a los sacerdotes hijos de Aarón: Nadie deberá incurrir en impureza por el cadáver de alguno de los suyos, (Levítico 21, 1)

  • Pero nadie podrá incurrir en impureza ni profanarse por una mujer casada de su familia. (Levítico 21, 4)

  • No podrá acercarse nadie que tenga un defecto corporal: ninguno que sea ciego, rengo, desfigurado o deforme; (Levítico 21, 18)

  • Si no tiene a nadie que pueda ejercer ese derecho, pero adquiere por sí mismo lo necesario para el rescate, (Levítico 25, 26)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina