Sirácides (Eclesiástico), 4
27. No te amilanes ante un tonto; ni te dejes influenciar por un poderoso.
27. No te amilanes ante un tonto; ni te dejes influenciar por un poderoso.
“É necessário manter o coração aberto para o Céu e aguardar, de lá, o celeste orvalho.” São Padre Pio de Pietrelcina