1. No disputes con hombre poderoso, no sea que caigas en sus manos.

1. No disputes con un hombre poderoso, no sea que caigas en sus manos.

2. No discutas con hombre rico, no sea que te venza con su peso. Porque a muchos perdió el oro, hasta los corazones de los reyes descarrió.

2. No entres en pleito con un hombre rico, no sea que oponga todo su peso contra ti: porque el oro fue la ruina de muchos e hizo desviar el corazón de los reyes.

3. No disputes con hombre charlatán, no eches más leña a su fuego.

3. No disputes con un charlatán, no eches más leña a su fuego.

4. No bromees con el ineducado, para que tus mayores no queden en deshonra.

4. No bromees con un hombre grosero, para que tus antepasados no sean injuriados.

5. No reproches al hombre que se vuelve del pecado, recuerda que culpables somos todos.

5. No reproches al pecador que se arrepiente: recuerda que todos somos culpables.

6. No deshonres al hombre en su vejez, que entre nosotros también se llega a viejos.

6. No desprecies a un hombre en su vejez porque también nosotros envejecemos.

7. No te alegres de la muerte de nadie, recuerda que todos moriremos.

7. No te alegres por la muerte de nadie: recuerda que todos tenemos un fin.

8. No dedeñes lo que narran los sabios, vuelve a menudo a sus proverbios, que de ellos aprenderás doctrina y el modo de servir a los grandes.

8. No menosprecies la conversación de los sabios: vuelve sobre sus máximas una y otra vez, porque de ellos recibirás la instrucción y el arte de servir a los grandes.

9. No desprecies lo que cuentan los viejos, que ellos también han aprendido de sus padres; pues de ellos aprenderás prudencia y a dar respuesta en el momento justo.

9. No te apartes de la conversación de los ancianos, porque ellos mismos aprendieron de sus padres: de ellos aprenderás a ser inteligente y a dar una respuesta en el momento justo.

10. No enciendas los carbones del pecador, no sea que te abrases en el fuego de su llama.

10. No remuevas las brasas del pecador, no sea que te quemes con sus llamas.

11. No te encares con el insolente, para que no sea como trampa tendida a tu boca.

11. No cedas en presencia de un insolente, porque él sería como una trampa tendida ante tu boca.

12. No prestes al que puede más que tú; si prestas, dalo por perdido.

12. No prestes a un hombre más fuerte que tú, y si prestas, dalo por perdido.

13. No salgas fiador por encima de tus medios; si lo haces, date por deudor.

13. No ofrezcas garantía más allá de tus medios, y si lo haces, prepárate a pagar.

14. No entres en pleito con un juez, que por su dignidad fallarán en su favor.

14. No entres en pleito con un juez: en razón de su dignidad, fallarán a su favor.

15. Con el osado no te pongas en camino, para que no te agote, pues él procederá a su antojo, y por su locura te perderás con él.

15. No te pongas en camino con un aventurero, no sea que se convierta en una carga para ti, porque él obrará según su capricho y su locura te hará perecer junto con él.

16. Con el colérico no entres en pelea, ni te adentres con él en el desierto, porque a sus ojos nada es la sangre, y donde no haya quien te auxilie se echará sobre ti.

16. No te pelees con un hombre iracundo, ni atravieses el desierto con él, porque la sangre no vale nada a sus ojos y cuando estés indefenso, te derribará.

17. No le pidas consejo al insensato, pues no podrá mantenerlo en silencio.

17. No consultes tus asuntos con un necio, porque es incapaz de mantener el secreto.

18. Delante de un extraño no hagas cosa secreta, pues no sabes qué inventará después.

18. No hagas ante un extraño lo que debe quedar oculto, porque no sabes con qué puede salir.

19. No abras tu corazón a todo el mundo, pues no te han de compensar con gracia alguna.

19. No abras tu corazón a cualquiera ni dejes que cualquiera te haga un favor.





“Como é belo esperar!” São Padre Pio de Pietrelcina