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  • Tenía treinta y cinco años cuando subió al trono, y reinó en Jerusalén veinticinco años. Su madre, hija de Siljí, se llamaba Azubá. (I Reyes 22, 42)

  • Entonces Eliseo dijo: "Escuchad la palabra del Señor. Esto dice el Señor: Mañana a estas horas, a la puerta de Samaría, quince kilos de flor de harina se conseguirán por una moneda de plata, y treinta kilos de cebada también por una moneda". (II Reyes 7, 1)

  • Entonces salió el pueblo y saqueó el campamento de los sirios. Quince kilos de flor de harina, treinta de cebada se llegaron a dar por una moneda de plata, como había dicho el Señor. (II Reyes 7, 16)

  • En efecto, el hombre de Dios dijo al rey: "Mañana, a estas horas, en la puerta de Samaría, quince kilos de flor de harina o treinta de cebada valdrán una moneda de plata"; (II Reyes 7, 18)

  • Tenía treinta y dos años de edad cuando empezó a reinar, y reinó ocho años en Jerusalén. (II Reyes 8, 17)

  • El año treinta y siete de Joás, rey de Judá, Joás, hijo de Joacaz, comenzó a reinar sobre Israel en Samaría. Reinó dieciséis años. (II Reyes 13, 10)

  • El año treinta y ocho de Azarías, rey de Judá, Zacarías, hijo de Jeroboán, comenzó a reinar sobre Israel. Reinó en Samaría seis meses. (II Reyes 15, 8)

  • Selún, hijo de Yabés, comenzó a reinar el año treinta y ocho de Ozías, rey de Judá, y reinó en Samaría un mes. (II Reyes 15, 13)

  • El año treinta y nueve de Azarías, rey de Judá, Menajén, hijo de Gadí, empezó a reinar sobre Israel. Reinó diez años en Samaría. (II Reyes 15, 17)

  • En su tiempo Pul, rey de Asiria, invadió el país, y Menajén entregó a Pul unos treinta y cuatro mil kilos de plata para que le ayudase a consolidar el poder real en sus manos. (II Reyes 15, 19)

  • Josías tenía ocho años cuando subió al trono, y reinó treinta y un años en Jerusalén. Su madre se llamaba Yedidá, hija de Adaya, de Boscat. (II Reyes 22, 1)

  • Pero el Faraón Necó lo encadenó en Ribla, en el país de Jamat, lo destronó de Jerusalén e impuso al país un tributo de tres mil cuatrocientos kilos de plata y treinta y cuatro de oro. (II Reyes 23, 33)


“Faltar com a caridade¨¦ como ferir a pupila dos olhos de Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina