Talált 484 Eredmények: habían

  • Saúl estaba en Guibeá, sentado bajo el tamarindo; tenía su lanza en la mano y todos sus servidores le rodeaban, cuando le anunciaron que David y sus hombres habían sido vistos. (I Samuel 22, 6)

  • Los jóvenes de David se volvieron por donde habían ido. Cuando llegaron, le contaron a David lo que Nabal había dicho. (I Samuel 25, 12)

  • Samuel había muerto; todo Israel le había llorado y le habían sepultado en Ramá, su ciudad. Saúl había expulsado del país a los nigromantes y adivinos. (I Samuel 28, 3)

  • Saúl cayó repentinamente en tierra todo lo largo que era, pues las palabras de Samuel le habían llenado de terror; además le faltaron las fuerzas, porque no había comido nada durante todo el día y toda la noche. (I Samuel 28, 20)

  • Cuando David y sus hombres llegaron al tercer día a Sicelag, los amalecitas habían hecho una incursión contra el Negueb y contra Sicelag. Habían devastado Sicelag y le habían prendido fuego. (I Samuel 30, 1)

  • Habían hecho prisioneros a las mujeres y a todos los demás, chicos y grandes, pero sin matar a nadie. Los habían llevado y proseguían su camino. (I Samuel 30, 2)

  • Cuando David y sus hombres llegaron a la ciudad y vieron que había sido quemada y que sus mujeres, sus hijos e hijas habían sido llevados prisioneros, (I Samuel 30, 3)

  • También las dos mujeres de David, Ajinoán de Yezrael y Abigaíl, mujer de Nabal del Carmelo, habían sido hechas prisioneras. (I Samuel 30, 5)

  • Él los guió; estaban diseminados por toda la región, comiendo, bebiendo y bailando por el botín tan grande que habían cogido en el país de los filisteos y en el país de Judá. (I Samuel 30, 16)

  • David salvó todo lo que habían tomado los amalecitas y libertó también a sus dos mujeres. (I Samuel 30, 18)

  • David llegó adonde estaban los doscientos hombres que, por encontrarse muy cansados, no habían podido seguirle y se habían quedado en el arroyo Besor. Ellos salieron al encuentro de David y de la tropa que le acompañaba. David se acercó a ellos y les saludó. (I Samuel 30, 21)

  • de Hebrón y a todos los lugares donde habían estado David y sus hombres. (I Samuel 30, 31)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina