Talált 458 Eredmények: cosas
Al oír Saúl estas cosas, el espíritu de Dios se apoderó de él y se encendió en cólera. (I Samuel 11, 6)
No os apartéis de él para servir a cosas vanas, que no ayudan y no salvan, porque son cosas vanas. (I Samuel 12, 21)
Respetad al Señor y servidle sinceramente con todo vuestro corazón, considerando las grandes cosas que ha hecho por vosotros. (I Samuel 12, 24)
Anda, castiga a Amalec y destruye sin piedad todas sus cosas; mata hombres y mujeres, mayores y pequeños, bueyes y ovejas, camellos y asnos". (I Samuel 15, 3)
Los jóvenes llegaron donde Nabal, le dijeron todas estas cosas de parte de David y se quedaron esperando. (I Samuel 25, 9)
Cuando contaron al rey David que el Señor había bendecido a Obededón y todas sus cosas a causa del arca de Dios, David fue y trasladó el arca de Dios de casa de Obededón a la ciudad de David con gran júbilo. (II Samuel 6, 12)
Jirán mandó como tripulantes a servidores suyos, marineros expertos en las cosas del mar, que con los siervos de Salomón (I Reyes 9, 27)
A la hora de la ofrenda del sacrificio de Elías, se adelantó y dijo: "¡Señor, Dios de Abrahán, de Isaac y de Israel!, que se sepa hoy que tú eres Dios de Israel y yo tu siervo, y que por orden tuya he hecho todas estas cosas. (I Reyes 18, 36)
El rey de Israel respondió a Josafat: "Hay todavía uno por medio del cual podemos consultar al Señor; pero yo le odio porque nunca me profetiza cosas buenas, sino cosas malas. Es Miqueas, hijo de Yimlá". Josafat dijo: "No hable así el rey". (I Reyes 22, 8)
Les preguntó: "¿Qué aspecto tenía el hombre que os ha salido al encuentro y os ha dicho estas cosas?". (II Reyes 1, 7)
Pero el copero mayor les respondió: "¿Es que me ha enviado mi señor a decir estas cosas a tu señor y a ti, y no más bien a los hombres que están sobre la muralla, los cuales, igual que vosotros, van a tener que comer sus excrementos y que beber sus orines?". (II Reyes 18, 27)
Quemó a su hijo, se dio a la magia y a encantamientos, instituyó nigromantes y adivinos, e hizo tantas cosas malas a los ojos del Señor que provocó su indignación. (II Reyes 21, 6)