Talált 458 Eredmények: cosas
Porque todo lo que hay en el mundo, las pasiones carnales, el ansia de las cosas y la arrogancia, no provienen del Padre, sino del mundo. (I Juan 2, 16)
Pero vosotros haced que la unción que habéis recibido de él permanezca en vosotros; no tenéis necesidad de que nadie os enseñe, ya que la unción, que dice la verdad y nunca la mentira, os enseña todas las cosas; permaneced unidos a Cristo, según ella os ha enseñado. (I Juan 2, 27)
Tengo muchas más cosas que escribiros, pero no he querido hacerlo en papel y tinta, pues espero ir pronto a veros y hablaros de viva voz, para que vuestra alegría sea completa. (II Juan 1, 12)
Queridísimo, deseo que prosperen todas tus cosas y que tu salud corporal sea tan buena como la espiritual. (III Juan 1, 2)
Por eso, si llego a ir, no dejaré de recordarle su conducta, pues anda diciendo desvergonzadamente cosas falsas contra mí. No contento con esto, no recibe a los hermanos y reprende y echa de la comunidad a los que quieren recibirlos. (III Juan 1, 10)
Tengo muchas cosas que decirte, pero no quiero hacerlo con tinta y pluma. (III Juan 1, 13)
Quiero recordaros, aunque conozcéis perfectamente todas estas cosas, que el Señor, después de haber liberado al pueblo de la opresión de Egipto, a continuación aniquiló a los incrédulos; (Judas 1, 5)
Señor, Dios nuestro, tú eres digno de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú has creado todas las cosas, por tu voluntad existen y han sido creadas. (Apocalipsis 4, 11)
La mujer estaba vestida de púrpura y de escarlata, de piedras preciosas y de perlas; tenía en la mano una copa de oro llena de cosas horrorosas y de las inmundicias de su lujuria; (Apocalipsis 17, 4)
Y el que estaba sentado en el trono dijo: "Ahora hago nuevas todas las cosas". Luego me dijo: "Escribe que estas palabras son fieles y veraces". (Apocalipsis 21, 5)
El vencedor heredará estas cosas; yo seré su Dios, y él será mi hijo. (Apocalipsis 21, 7)
Yo, Juan, soy el que he oído y visto estas cosas. Cuando las oí y vi, caí a los pies del ángel que me las había mostrado para adorarlo. (Apocalipsis 22, 8)
