Talált 113 Eredmények: Morada

  • Sí, nuestros padres han pecado y han hecho lo que es malo a los ojos del Señor, nuestro Dios, lo han abandonado, han apartado su rostro de la morada del Señor y le han dado la espalda. (II Crónicas 29, 6)

  • Los sacerdotes y los levitas, de pie, dieron la bendición al pueblo. El Señor escuchó su voz, y su oración llegó hasta su santa morada en el cielo. (II Crónicas 30, 27)

  • y para llevar la plata y el oro que el rey y sus consejeros han ofrecido voluntariamente al Dios de Israel, cuya morada está en Jerusalén, (Esdras 7, 15)

  • pero si os convertís a mí y observáis mis mandamientos, poniéndolos en práctica, aunque vuestros desterrados estuvieran en el extremo de los cielos, yo los recogeré de allí y los conduciré de nuevo al lugar que he escogido para morada de mi nombre. (Nehemías 1, 9)

  • Cuando yo era joven y me encontraba en la tierra de Israel, toda la tribu de nuestro padre Neftalí se había separado de la dinastía de David y de Jerusalén, ciudad elegida entre todas las tribus de Israel para ofrecer sacrificios, pues allí se había construido y consagrado para siempre el templo, morada de Dios. (Tobías 1, 4)

  • Haz conmigo lo que quieras; quítame la vida, para que desaparezca de la faz de la tierra y me convierta en polvo; porque prefiero la muerte a la vida; pues los insultos mentirosos que he escuchado me han causado una profunda pena. Líbrame, Señor, de esta angustia, y llegue yo a la eterna morada. No apartes, Señor, tu faz de mí, pues la muerte es preferible a ver tanta miseria en mi vida y a escuchar tantas injurias". (Tobías 3, 6)

  • porque Jerusalén será de nuevo edificada, la ciudad que es morada para siempre. Bienaventurado seré si el resto de mi raza puede contemplar tu gloria y dar gracias al rey del cielo. Las puertas de Jerusalén serán construidas con zafiro y esmeraldas, y todas sus murallas con piedras preciosas. Las torres de Jerusalén serán reconstruidas con oro, y sus baluartes, con oro puro. Las plazas de Jerusalén serán pavimentadas con rubíes y con piedras de Ofir. (Tobías 13, 17)

  • No regresa ya a su morada, su casa no le vuelve a ver. (Job 7, 10)

  • Se apoya en su morada, que no aguanta; se agarra a ella, y no resiste. (Job 8, 15)

  • Se instalará en su tienda Belial, se esparcirá azufre en su morada. (Job 18, 15)

  • Tal se hará de las casas del malvado, de la morada del que no conoce a Dios. (Job 18, 21)

  • El ojo que lo veía no volverá a mirarlo, ni volverá a divisarlo su morada. (Job 20, 9)


“O Senhor se comunica conosco à medida que nos libertamos do nosso apego aos sentidos, que sacrificamos nossa vontade própria e que edificamos nossa vida na humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina