Talált 113 Eredmények: Morada

  • David había dicho: "Ya que el Señor, Dios de Israel, ha otorgado paz a su pueblo y ha fijado para siempre su morada en Jerusalén, (I Crónicas 23, 25)

  • tampoco los levitas tendrán que transportar más la morada y los objetos destinados a su servicio". (I Crónicas 23, 26)

  • pero el altar de bronce hecho por Besalel, hijo de Urí y nieto de Jur, seguía en Gabaón delante de la morada del Señor, y allí fueron Salomón y la asamblea. (II Crónicas 1, 5)

  • Desde el día que saqué a mi pueblo de Egipto, no he escogido ninguna otra ciudad de entre las tribus de Israel para que se me construyera en ella un templo como morada de mi nombre, ni tampoco he elegido un hombre para guía de mi pueblo Israel; (II Crónicas 6, 5)

  • sino que elegí a Jerusalén para morada de mi nombre y elegí a David para que estuviera al frente de mi pueblo Israel. (II Crónicas 6, 6)

  • Ten tus ojos noche y día fijos sobre este templo, sobre este lugar que has hecho morada de tu nombre. Escucha la plegaria que tu siervo haga en este lugar. (II Crónicas 6, 20)

  • Escucha la plegaria que tu siervo y tu pueblo Israel hagan en este lugar; escúchala desde tu morada en los cielos, escúchalos y perdona. (II Crónicas 6, 21)

  • escucha tú en el cielo, el lugar de tu morada, y perdona; da a cada uno según su conducta, pues sólo tú conoces el corazón de todos los hombres; (II Crónicas 6, 30)

  • escúchalo tú en el cielo, lugar de tu morada, y haz todo lo que ese extranjero te haya pedido, para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre, te teman como tu pueblo Israel y reconozcan que tu nombre es invocado en el templo que yo he construido. (II Crónicas 6, 33)

  • escucha tú en el cielo, lugar de tu morada, su oración y súplica, hazles justicia y perdona a tu pueblo los pecados cometidos contra ti. (II Crónicas 6, 39)

  • Ahora, pues, levántate, Señor Dios, ven al lugar de tu morada, ven con el arca de tu poder. Que tus sacerdotes, Señor Dios, se revistan de salvación, que tus fieles gocen de felicidad. (II Crónicas 6, 41)

  • Roboán se reafirmó en Jerusalén y continuó su reinado. Tenía cuarenta y un años cuando comenzó a reinar, y reinó diecisiete años en Jerusalén, la ciudad elegida por el Señor entre todas las tribus de Israel para morada de su nombre. Su madre se llamaba Naamá, la amonita. (II Crónicas 12, 13)


“Nossa Senhora recebeu pela inefável bondade de Jesus a força de suportar até o fim as provações do seu amor. Que você também possa encontrar a força de perseverar com o Senhor até o Calvário!” São Padre Pio de Pietrelcina