Talált 135 Eredmények: hubo
Durante toda la vida de Saúl hubo una guerra muy dura contra los filisteos. Por esta razón, cuando Saúl tenía noticias de algún hombre robusto y valiente, lo incorporaba a su ejército. (1 Samuel 14, 52)
Por la mañana, una vez que se le hubo pasado la borrachera, le contó su esposa todo lo sucedido. Le vino un ataque al corazón y quedó paralizado. (1 Samuel 25, 37)
y, además, un pastel de higos y dos racimos de uvas pasas. Cuando hubo comido, le volvió el ánimo, ya que no había comido ni bebido en tres días. (1 Samuel 30, 12)
Aquel día hubo una batalla muy dura, donde Abner y los hombres de Israel fueron derrotados por los partidarios de David. (2 Samuel 2, 17)
En cuanto a Semeí, hijo de Guera, se presentó al rey cuando hubo pasado el Jordán y le dijo: «Que mi señor el rey perdone y olvide la falta que cometí yo, su siervo, el día en que salía de Jerusalén; que no le dé importancia, (2 Samuel 19, 20)
Una vez que lo hubo apartado del camino, ya nadie se detuvo y todos pasaban de largo siguiendo a Joab, que iba en persecución de Sebá. (2 Samuel 20, 13)
En tiempo del rey David hubo una gran hambre que duró tres años seguidos. David hizo la consulta a Yavé, y la respuesta fue: «Hay una maldición sobre Saúl y su descendencia, porque mató a los gabaonitas.» (2 Samuel 21, 1)
De nuevo hubo guerra entre los filisteos e Israel. David con sus servidores bajaron y a atacaron a los filisteos. (2 Samuel 21, 15)
En Gob hubo otra batalla contra los filisteos, en la que Sibekay de Jusa mató a Saf, otro de los descendientes de Rafá. (2 Samuel 21, 18)
Hubo todavía otro combate en Gob contra los filisteos, y Eljanán, hijo de Jaír de Belén, mató a Goliat de Gat; el mango de su lanza era tan enorme como un palo de telar. (2 Samuel 21, 19)
También hubo un combate en Gat. Había allí un hombre de gran estatura que tenía seis dedos en cada mano y en cada pie, veinticuatro dedos en total. También era descendiente de Rafá. (2 Samuel 21, 20)
David sintió latir su corazón cuando hubo hecho el censo y dijo a Yavé: «He pecado grandemente por lo que hice, ¡oh Yavé! Perdona, te ruego, mi falta, pues he cometido una locura.» (2 Samuel 24, 10)