Talált 135 Eredmények: hubo

  • Hubo guerra de nuevo en Gat, y había un hombre de gran estatura que tenía veinticuatro dedos, seis en cada mano y pie. (1 Crónicas 20, 6)

  • Los hechos de Roboam, del comienzo al fin, ¿no están escritos según el orden genealógico en la historia del profeta Semaías y del vidente Idó? Hubo guerra continua entre Roboam y Jeroboam. (2 Crónicas 12, 15)

  • Edificó ciudades fuertes en Judá, porque el país estaba en paz, y no hubo guerra contra él por aquellos años; pues Yavé le había dado tranquilidad. (2 Crónicas 14, 5)

  • No hubo guerra hasta el año treinta y cinco del reinado de Asá. (2 Crónicas 15, 19)

  • «Hagamos una alianza como la hubo entre mi padre y tu padre; te envío plata y oro; ven, rompe tu alianza con Basá, rey de Israel, para que se aleje de mí.» (2 Crónicas 16, 3)

  • Reconstruyó Elat y la devolvió a Judá, después que el rey se hubo acostado con sus padres. (2 Crónicas 26, 2)

  • Hubo muchos holocaustos además de las grasas de los sacrificios de comunión y de las libaciones para los holocaustos. Así quedó restablecido el culto de la Casa de Yavé. (2 Crónicas 29, 35)

  • Hubo gran gozo en Jerusalén porque desde los días de Salomón, hijo de David, rey de Israel, no se había visto cosa semejante. (2 Crónicas 30, 26)

  • Hubo que inscribir a todos sus niños, sus mujeres, sus hijos e hijas, junto con toda la asamblea, mientras ellos permanecían atareados en las cosas sagradas. (2 Crónicas 31, 18)

  • Pero ellos maltrataron a los mensajeros de Dios, despreciaron sus palabras y se burlaron de sus profetas, hasta que estalló la ira de Yavé contra su pueblo y ya no hubo remedio. (2 Crónicas 36, 16)

  • Hubo en Jerusalén reyes poderosos, dueños de toda la tierra del otro lado del río, a los que se pagaba tributo, impuestos y derecho de peaje. (Esdras 4, 20)

  • Ahora, si al rey le parece conveniente, que se hagan investigaciones en la casa de los Tesoros del rey, en Babilonia, con el fin de averiguar si hubo una orden del rey Ciro para la reconstrucción de esta Casa de Dios en Jerusalén; que el rey nos transmita luego su voluntad en este asunto.» (Esdras 5, 17)


“O meu passado, Senhor, à Tua misericórdia. O meu Presente, ao Teu amor. O meu futuro, à Tua Providência.” São Padre Pio de Pietrelcina