Talált 135 Eredmények: hubo
Y desde ese día en que consumieron los productos del país, cesó el maná. No hubo ya maná para los israelitas y ese año comieron lo que produce el país de Canaán. (Josué 5, 12)
Y el sol se detuvo y la luna se paró hasta que el pueblo hubo tomado desquite de sus enemigos. Así está escrito en el Libro del Justo. El sol se detuvo en medio del cielo y no se apresuró a ponerse casi un día entero. (Josué 10, 13)
No hubo día igual, ni antes ni después, en que Yavé haya obedecido una orden de un hombre. Es que Yavé peleaba por Israel. (Josué 10, 14)
Por lo demás fueron humillados los madianitas de tal manera que hubo paz en Israel durante cuarenta años, mientras vivió Gedeón. (Jueces 8, 28)
Se desviaron, pues, hacia allí y fueron a pasar la noche. El levita entró y se sentó en la plaza de la ciudad, pero no hubo nadie que le ofreciera casa donde pasar la noche. (Jueces 19, 15)
y le dijo: «Levántate y vámonos.» Pero no hubo respuesta. El hombre, pues, la cargó sobre su burro y siguió su camino para volver a su pueblo. (Jueces 19, 28)
Los sobrevivientes volvieron la espalda y huyeron hacia el desierto, hacia la peña de Rimmón. Pero hubo como cinco mil que fueron ejecutados en los caminos. Luego persiguieron a Benjamín hasta Guideón y mataron dos mil hombres. (Jueces 20, 45)
Y volvió la gente de Benjamín. Les dieron las mujeres de Jabés de Galaad que habían quedado con vida, pero no hubo suficientes para todos. (Jueces 21, 14)
En los tiempos en que gobernaban los Jueces en Israel, hubo una gran hambruna en el país. Debido a eso, un hombre de Belén de Judá se trasladó a los campos de Moab con su mujer y sus dos hijos. (Rut 1, 1)
Hubo un hombre de Ramá, en la sierra de Efraím, que se llamaba Elcaná. Era hijo de Eliún, de la familia de Suf. (1 Samuel 1, 1)
las ciudades que habían tomado a los israelitas fueron devueltas a Israel, desde Acarón hasta Gat; Israel liberó su territorio del dominio de los filisteos. También hubo paz entre Israel y los amorreos. (1 Samuel 7, 14)
A la mañana siguiente Saúl dispuso a su gente en tres columnas, que penetraron en el campamento antes que amaneciera. Hubo lucha hasta el mediodía. Los amonitas fueron derrotados y los que pudieron escaparon cada uno por su cuenta. (1 Samuel 11, 11)