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  • David estaba sentado entre las dos puertas. El centinela subió a la terraza de la puerta, sobre el muro, alzó la vista, vio a un hombre que venía corriendo solo (II Samuel 18, 24)

  • el centinela vio a otro hombre que venía corriendo, y el centinela que estaba sobre la puerta gritó: "Otro hombre que viene corriendo solo". Y el rey dijo: "También éste trae buenas noticias". (II Samuel 18, 26)

  • El rey volvió y llegó al Jordán. Judá venía a Guilgal para ir al encuentro del rey y ayudarle a pasar el Jordán. (II Samuel 19, 16)

  • Puso en el templo del Señor a los levitas con címbalos, arpas y cítaras, de acuerdo con la orden de David, de Gad, el vidente del rey, y del profeta Natán; la orden venía del Señor, a través de sus profetas. (II Crónicas 29, 25)

  • Como por un amigo o un hermano iba y venía cabizbajo y triste, como el que está en luto por la propia madre. (Salmos 35, 14)

  • Cuando yo decía: "Me voy a caer", tu amor, Señor, venía a sostenerme; (Salmos 94, 18)

  • El Macabeo reunió sus tropas, unos seis mil hombres, y los exhortó a que no tuvieran miedo a los enemigos y que no les asustara la muchedumbre de gentiles que, contra toda justicia, venía contra ellos, (II Macabeos 8, 16)

  • Lleno de ira, se propuso hacer pagar a los judíos la injuria recibida de quienes lo habían puesto en fuga. Y así mandó al conductor de su carro apresurar la marcha sin parar en el momento en que venía sobre él el juicio de Dios. Pues se decía, lleno de orgullo: "En cuanto llegue a Jerusalén, haré de la ciudad un cementerio de judíos". (II Macabeos 9, 4)

  • En el año 149 las tropas de Judas se enteraron de que Antíoco, llamado Eupátor, venía a Judea con aguerridas y numerosas fuerzas, (II Macabeos 13, 1)

  • y que con él venía Lisias, tutor y regente. Cada uno de ellos mandaba un ejército griego de ciento diez mil soldados de infantería, cinco mil trescientos de caballería, veintidós elefantes y unos trescientos carros de guerra armados con hoces. (II Macabeos 13, 2)

  • El rey venía con el corazón lleno de propósitos salvajes, dispuesto a tratar a los judíos peor que su padre. (II Macabeos 13, 9)

  • Sabiendo que no la conseguiría si Dios no me la daba y esto mismo era ya un acto de buen juicio: saber de quién venía este don , acudí al Señor y le supliqué, diciendo con toda mi alma: (Sabiduría 8, 21)


“Não sejamos mesquinhos com Deus que tanto nos enriquece.” São Padre Pio de Pietrelcina