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  • ¿Hay alguno que tenga plantada una viña y no la haya vendimiado todavía? Que se vuelva a su casa, no sea que muera en el combate y sea otro quien recoja sus frutos. (Deuteronomio 20, 6)

  • ¿Hay alguno que tenga compromiso de matrimonio y todavía no se haya casado? Que se vuelva a su casa, no sea que muera en el combate y se case otro con su prometida. (Deuteronomio 20, 7)

  • para localizar la más cercana. Entonces los ancianos de esta ciudad tomarán una becerra que no haya trabajado todavía ni haya sido uncida al yugo, (Deuteronomio 21, 3)

  • El hombre más delicado y refinado entre vosotros mirará con malos ojos a su hermano, a la esposa de su corazón y a los hijos que todavía le quedan, (Deuteronomio 28, 54)

  • para llevarte de nuevo a la tierra que poseyeron tus padres, darte posesión de ella, hacerte feliz y más numeroso todavía que ellos. (Deuteronomio 30, 5)

  • Moisés dirigió todavía estas palabras a todo Israel: (Deuteronomio 31, 1)

  • Deben oírla especialmente vuestros hijos, que no la conocen todavía, para que aprendan a respetar al Señor, vuestro Dios, todos los días que viváis en la tierra que vais a ocupar una vez cruzado el Jordán". (Deuteronomio 31, 13)

  • Sí, aquel día me apartaré todavía más de ellos por tanto mal como habrán hecho yéndose tras otros dioses. (Deuteronomio 31, 18)

  • porque yo sé que eres un pueblo rebelde y de cabeza dura. Si hoy, cuando yo estoy todavía en medio de vosotros, sois rebeldes al Señor, cuánto más lo seréis después de mi muerte. (Deuteronomio 31, 27)

  • Al rey de Ay lo colgó de un árbol hasta la tarde; a la puesta del sol mandó que descolgaran el cadáver y lo tiraran a la puerta de la ciudad. Y echaron sobre él un gran montón de piedras, que todavía existe hoy. (Josué 8, 29)

  • Mirad nuestro pan; todavía estaba caliente cuando lo tomamos en nuestras casas el día que partimos para salir a vuestro encuentro, y ahora está duro y hecho migas; (Josué 9, 12)

  • Pero, al ponerse el sol, Josué mandó descolgarlos y echarlos en la cueva donde se habían escondido. Y pusieron grandes piedras en la entrada de la cueva, y allí están todavía hoy. (Josué 10, 27)


“O grau sublime da humildade é não só reconhecer a abnegação, mas amá-la.” São Padre Pio de Pietrelcina