Fundar 115 Resultados para: hora

  • "Hijo de hombre, anuncia: Esto dice el Señor a la tierra de Israel: ¡Se acabó! Ha llegado la hora a los cuatro extremos del país. (Ezequiel 7, 2)

  • Ha sonado tu hora, oh habitante del país, se ha cumplido el tiempo, está cercano el día de consternación, que no de júbilo, en los montes. (Ezequiel 7, 7)

  • Ha llegado la hora, se acerca el día; no se alegre el comprador, el vendedor no se entristezca, porque la ira se cierne sobre todo el pueblo. (Ezequiel 7, 12)

  • Y en cuanto a ti, infame y criminal rey de Israel, ha llegado tu hora, el tiempo en que se acabará tu crueldad. (Ezequiel 21, 30)

  • para descargarla -mientras tú recibes visiones falsas y se te adivinan presagios mentirosos- sobre el cuello de los viles criminales, cuya hora ha llegado con el fin de sus crímenes! (Ezequiel 21, 34)

  • Por la sangre que has derramado te has hecho culpable, te has manchado con los ídolos que te has hecho; así has adelantado tu hora, has llegado al término de tus años. Sí, te haré el oprobio de las gentes, el escarnio de toda la tierra. (Ezequiel 22, 4)

  • aún tenía en los labios las palabras de mi oración, cuando Gabriel, aquel personaje que había visto anteriormente en visión, volando raudo, se acercó a mí, hacia la hora de la ofrenda de la tarde, (Daniel 9, 21)

  • Un día se dijeron el uno al otro: "Vamos a casa, que es hora de comer". Al salir, se separaron. (Daniel 13, 13)

  • Ha llegado la hora del castigo, ha llegado la hora de la paga merecida; que lo sea Israel: el profeta es un necio, un loco el hombre inspirado, por tu gran crimen, por tu gran rebelión. (Oseas 9, 7)

  • Dolores de parturienta le sobrevendrán; pero él es un hijo insensato, que no se presenta a su hora para salir del seno. (Oseas 13, 13)

  • Levantaos, marchad, no es hora de reposo. Por vuestra inmundicia provocáis la destrucción, y la destrucción será irreparable. (Miqueas 2, 10)

  • ¿Quién de vosotros, por mucho que cavile, puede añadir una sola hora al tiempo de su vida? (Mateo 6, 27)


“Enquanto tiver medo de ser infiel a Deus, você não será’. Deve-se ter medo quando o medo acaba!” São Padre Pio de Pietrelcina