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  • Antes de recibir besan la mano del prójimo, elogian humildes su riqueza; pero a la hora de la devolución dan largas, responden con palabras de excusa y echan la culpa al tiempo. (Eclesiástico 29, 5)

  • Hay vientos creados para la venganza, y en su furia refuerzan su azote. A la hora de la cólera desencadenan su violencia y aplacan la ira de su hacedor. (Eclesiástico 39, 28)

  • Las hienas aullarán en sus torres vacías, en sus lujosos palacios los chacales. Su hora está cercana, no se alargarán sus días. (Isaías 13, 22)

  • Oráculo sobre Edón: Se me grita desde Seír: Centinela, ¿qué hora es de la noche? Centinela, ¿qué hora es de la noche? (Isaías 21, 11)

  • Pero el Señor espera la hora de otorgaros su gracia; por eso se levanta para apiadarse de vosotros, porque el Señor es un Dios de justicia; felices los que en él esperan. (Isaías 30, 18)

  • Te hablé en la hora de tu prosperidad. Tú dijiste: "¡No quiero escuchar!". Ése ha sido tu camino desde tu juventud: no escuchar mi voz. (Jeremías 22, 21)

  • Todas las naciones estarán sujetas a él, a su hijo y a su nieto, hasta que le llegue la hora también a su país; entonces lo subyugarán muchas naciones y reyes poderosos. (Jeremías 27, 7)

  • También sus mercenarios, dentro de ella, son como novillos bien cebados; mas ellos también vuelven la espalda y huyen todos a una, sin poder resistir, porque cae sobre ellos el día de su infortunio, la hora de su castigo. (Jeremías 46, 21)

  • Huid, volved la espalda, refugiaos en sitios escondidos, habitantes de Dedán; pues voy a traer sobre Esaú su ruina, la hora de su castigo. (Jeremías 49, 8)

  • Degollad todos sus toros, bajen al matadero. ¡Ay de ellos, que ha llegado su día, la hora de su castigo! (Jeremías 50, 27)

  • Aquí estoy contra ti, oh insolencia -dice el Señor Dios omnipotente-; ha llegado tu día, la hora de tu castigo. (Jeremías 50, 31)

  • ¡Huid de Babilonia, cada cual salve su vida! No perezcáis en su castigo, porque es la hora de la venganza del Señor y va a pagarle como se merece. (Jeremías 51, 6)


“O meu passado, Senhor, à Tua misericórdia. O meu Presente, ao Teu amor. O meu futuro, à Tua Providência.” São Padre Pio de Pietrelcina