Fundar 78 Resultados para: cedros del Líbano

  • contra todos los altos cedros del Líbano, contra todas las encinas de Basán; (Isaías 2, 13)

  • Se han caído los ladrillos, construiremos con piedras sillares; han sido talados los sicómoros, los sustituiremos con cedros. (Isaías 9, 9)

  • Se rinde al hierro la espesura del bosque, cae bajo el hacha el Líbano. (Isaías 10, 34)

  • Hasta los cipreses se alegran de ti, hasta los cedros del Líbano: Desde que yaces en la tumba, ninguno sube ya a talarnos. (Isaías 14, 8)

  • Sí, dentro de poco tiempo el Líbano se volverá un vergel, y el vergel se convertirá en selva. (Isaías 29, 17)

  • La tierra está de luto, languidece; avergonzado el Líbano, se amustia; el Sarón se parece a nuestra estepa, el Basán y el Carmelo están pelados. (Isaías 33, 9)

  • que dé flores como el narciso, que salte de alegría. Pues se le ha dado la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y de Sarón; y se verá la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios. (Isaías 35, 2)

  • Por medio de tus esbirros has insultado al Señor, has dicho: Con mis innumerables carros he subido a la cima de los montes, hasta las cumbres últimas del Líbano; he talado sus altísimos cedros y sus más imponentes cipreses; he llegado hasta sus últimos rincones, hasta la espesura de su bosque. (Isaías 37, 24)

  • No es suficiente el Líbano para procurar leña, ni bastan sus animales para el holocausto. (Isaías 40, 16)

  • Pondré en el desierto cedros, acacias, mirtos y olivares; en la estepa plantaré cipreses, olmos y terebintos juntamente, (Isaías 41, 19)

  • Corta cedros o escoge un ciprés o una encina, ya crecidos entre los árboles del bosque, o bien algún cedro plantado por él y que la lluvia ha hecho crecer. (Isaías 44, 14)

  • A ti vendrá la gloria del Líbano, con el ciprés, el olmo y el abeto para adornar el lugar de mi santuario y honrar el lugar donde resido. (Isaías 60, 13)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina