Fundar 1115 Resultados para: También

  • pidiendo también por mí, para que Dios me dé la oportunidad de manifestar el secreto de Cristo, por el que estoy encadenado. (Colosenses 4, 3)

  • Cuando vosotros hayáis leído esta carta, procurad que también sea leída en la iglesia de Laodicea, y la de Laodicea leedla también vosotros. (Colosenses 4, 16)

  • Porque nuestro mensaje evangélico no os fue transmitido solamente con palabras, sino también con obras portentosas bajo la acción del Espíritu Santo y, por parte nuestra, con una profunda entrega. En efecto, vosotros sabéis cuál fue nuestra actuación entre vosotros para vuestro bien. (I Tesalonicenses 1, 5)

  • Como sabéis, después de haber sido maltratados y ultrajados en Filipos, llenos de confianza en el Señor, nos atrevimos a anunciaros su evangelio en medio también de grandes luchas. (I Tesalonicenses 2, 2)

  • Vosotros sois testigos, y también Dios, de que nos comportamos con vosotros, los creyentes, de una manera noble, justa e irreprochable. (I Tesalonicenses 2, 10)

  • Porque si creemos que Jesús ha muerto y ha resucitado, así también reunirá consigo a los que murieron unidos a Jesús. (I Tesalonicenses 4, 14)

  • Hermanos, os pedimos también que corrijáis a los indisciplinados, que animéis a los cobardes, que sostengáis a los débiles y que seáis pacientes con todos. (I Tesalonicenses 5, 14)

  • Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, también él hombre, (I Timoteo 2, 5)

  • Es también necesario que tenga buena fama ante los de fuera, para que no incurra en el descrédito y en los lazos del diablo. (I Timoteo 3, 7)

  • avivando el recuerdo de tu fe sincera, la que primero tuvieron tu abuela Loida y tu madre Eunice y que, con toda seguridad, tienes tú también. (II Timoteo 1, 5)

  • Todo lo soporto por los elegidos, para que también ellos alcancen la salvación que tenemos en Cristo Jesús y la gloria eterna. (II Timoteo 2, 10)

  • Esta doctrina es digna de crédito: si morimos con él, también viviremos con él; (II Timoteo 2, 11)


“Pense em Jesus flagelado por amor a você, e ofereça com generosidade um sacrifício a Ele”. São Padre Pio de Pietrelcina