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  • En Cristo también hemos sido hechos herederos, predestinados según el designio del que todo lo hace conforme a su libre voluntad, (Efesios 1, 11)

  • también vosotros los que habéis escuchado la palabra de la verdad, el evangelio de vuestra salvación, en el que habéis creído, habéis sido sellados con el Espíritu Santo prometido, (Efesios 1, 13)

  • Nosotros también éramos de ésos cuando nos dejábamos llevar de las apetencias carnales, sujetos a los deseos de nuestros instintos y a nuestra imaginación. Éramos, por naturaleza, objeto de la ira divina, igual que los demás. (Efesios 2, 3)

  • por él también vosotros estáis integrados en el edificio, para ser mediante el Espíritu morada de Dios. (Efesios 2, 22)

  • Así como la Iglesia está sujeta a Cristo, así también las mujeres lo deben estar a sus maridos en todo. (Efesios 5, 24)

  • Así los maridos deben también amar a sus mujeres como a su propio cuerpo. El que ama a su mujer se ama a sí mismo. (Efesios 5, 28)

  • Tomad también el yelmo de la salud y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios, (Efesios 6, 17)

  • pedid también por mí, para que Dios ponga en mis labios las palabras adecuadas y anuncie con valentía el plan secreto de Dios, el evangelio, (Efesios 6, 19)

  • Con viva esperanza confío en que en nada seré defraudado, sino que con toda seguridad, como siempre, también ahora Jesucristo será glorificado en mi cuerpo, sea por la vida, sea por la muerte. (Filipenses 1, 20)

  • Pues vosotros tenéis el privilegio no sólo de creer en Cristo, sino también de padecer por él, (Filipenses 1, 29)

  • preocupándoos no sólo de vuestras cosas, sino también de las cosas de los demás. (Filipenses 2, 4)

  • Por tanto, queridos hermanos, como siempre habéis obedecido, no sólo durante mi presencia, sino también y mucho más mientras estuve ausente, trabajad por vuestra salvación con profundo acatamiento (Filipenses 2, 12)


“Nossa Senhora recebeu pela inefável bondade de Jesus a força de suportar até o fim as provações do seu amor. Que você também possa encontrar a força de perseverar com o Senhor até o Calvário!” São Padre Pio de Pietrelcina