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  • El hombre que adula a su prójimo le tiende un lazo a los pies. (Proverbios 29, 5)

  • El temer delante de los hombres es un lazo, el que confía en el Señor está seguro. (Proverbios 29, 25)

  • Encuentro que la mujer es más amarga que la muerte, porque ella es un lazo; su corazón es una red, y sus brazos son cadenas. Quien agrada a Dios escapa de ella, pero el pecador en ella queda preso. (Eclesiastés 7, 26)

  • El hombre no conoce su hora: como los peces que son apresados en la red fatal y como los pájaros que se enredan en el lazo, así los hombres se dejan enredar por el infortunio cuando de improviso cae sobre ellos. (Eclesiastés 9, 12)

  • La visita divina se extenderá a los ídolos de los gentiles, porque en la creación de Dios se han convertido en algo aborrecible, en escándalo para las almas de los hombres y en lazo para los pies de los necios. (Sabiduría 14, 11)

  • Esto se convirtió en lazo para los vivientes; porque los hombres, víctimas de la desgracia y de la tiranía, impusieron el nombre incomunicable a las piedras y a los leños. (Sabiduría 14, 21)

  • No lo persigas, que ya está muy lejos; huye como gacela del lazo. (Eclesiástico 27, 20)

  • El que cava una hoya caerá en ella, y quien tiende un lazo quedará preso en él. (Eclesiástico 27, 26)

  • Los que se gozan de la caída del justo quedarán presos en el lazo, el dolor los consumirá antes de su muerte. (Eclesiástico 27, 29)

  • Guárdate del consejero; mira antes de qué tiene necesidad porque también él aconseja en provecho propio , no sea que te tienda un lazo (Eclesiástico 37, 8)

  • porque tú fuiste mi protector y mi apoyo, libraste mi cuerpo de la destrucción y del lazo de la lengua malvada, de labios que maquinan la falsedad, has sido mi apoyo delante de los que me rodeaban y me libraste, (Eclesiástico 51, 2)

  • Él será una piedra de tropiezo, una roca que puede hacer caer para las dos casas de Israel; un lazo y una trampa para los habitantes de Jerusalén. (Isaías 8, 14)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina