Fundar 812 Resultados para: Judá y Simeón

  • Concibió de nuevo y dio a luz otro hijo, diciendo: "El Señor ha visto que era despreciada y me ha dado también este hijo". Y le llamó Simeón. (Génesis 29, 33)

  • Volvió a concebir y dio a luz un cuarto hijo, y dijo: "Esta vez alabaré al Señor". Por eso le llamó Judá. Después dejó de tener hijos. (Génesis 29, 35)

  • Al tercer día, cuando el dolor era más fuerte, dos de los hijos de Jacob, Simeón y Leví, hermanos de Dina, tomaron cada uno su espada, entraron a mansalva en la ciudad y mataron a todos los varones. (Génesis 34, 25)

  • Jacob dijo a Simeón y Leví: "Me habéis puesto en gran aprieto, haciéndome odioso a los hombres de esta tierra, a los cananeos y a los fereceos. Yo cuento con pocos hombres; ellos se unirán, me vencerán y seré aniquilado yo con toda mi casa". (Génesis 34, 30)

  • Hijos de Lía: Rubén, el primogénito de Israel; Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón. (Génesis 35, 23)

  • Judá dijo a sus hermanos: "¿Qué sacamos con matar a nuestro hermano y ocultar su sangre? (Génesis 37, 26)

  • Por entonces Judá se separó de sus hermanos y se fue a casa de un adulamita, llamado Jirá. (Génesis 38, 1)

  • Judá tomó una mujer para su primogénito, Er. Se llamaba Tamar. (Génesis 38, 6)

  • Pero Er, primogénito de Judá, desagradó al Señor, que le quitó la vida. (Génesis 38, 7)

  • Judá dijo a Onán: "Cásate con la viuda de tu hermano, cumpliendo con ella tu deber de cuñado, y suscita descendencia a tu hermano". (Génesis 38, 8)

  • Entonces Judá dijo a su nuera: "Vuelve como viuda a la casa de tu padre, hasta que se haga mayor mi hijo Selá". Él se decía: "No sea que muera también él como sus hermanos". Tamar volvió a casa de su padre. (Génesis 38, 11)

  • Fueron pasando los días, y la hija de Súa, la mujer de Judá, murió. Cuando terminó el duelo por ella, Judá subió con su amigo Jirá, el adulamita, al esquileo de su ganado a Timná. (Génesis 38, 12)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina