Fundar 812 Resultados para: Judá y Simeón

  • En aquel día el Señor protegerá en primer lugar todas las tiendas de Judá para que no supere el esplendor de la casa de David, y la gloria de los habitantes de Jerusalén a la de Judá. (Zacarías 12, 7)

  • Y se allanará el valle del Hinón, se allanará como se allanó a causa del terremoto en los días de Ozías, rey de Judá. Y vendrá el Señor, tu Dios, acompañado de todos sus santos. (Zacarías 14, 5)

  • También Judá luchará con Jerusalén. Las riquezas de todos los pueblos de alrededor serán reunidas: oro, plata y vestidos en gran cantidad. (Zacarías 14, 14)

  • Todas las ollas en Jerusalén y en Judá serán consagradas al Señor todopoderoso; vendrán todos los que ofrezcan sacrificios, las tomarán y se servirán de ellas para cocer, y no habrá ya mercaderes en el templo del Señor todopoderoso en aquel día. (Zacarías 14, 21)

  • Judá ha cometido una traición; en Israel y en Jerusalén se cometen acciones horribles. Judá ha profanado el santuario querido del Señor al casarse con la hija de un dios extranjero. (Malaquías 2, 11)

  • Entonces la ofrenda de Judá y de Jerusalén será agradable al Señor como en los tiempos antiguos, como en los años primeros. (Malaquías 3, 4)

  • Abrahán fue padre de Isaac; Isaac de Jacob; Jacob de Judá y sus hermanos; (Mateo 1, 2)

  • Judá tuvo de Tamar a Fares y a Zéraj; Fares fue padre de Jesrón; Jesrón de Arán; (Mateo 1, 3)

  • Ellos le contestaron: En Belén de Judá, pues así está escrito por el profeta: (Mateo 2, 5)

  • Y tú, Belén, tierra de Judá, de ningún modo eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel. (Mateo 2, 6)

  • Unos días después María se dirigió presurosa a la montaña, a una ciudad de Judá. (Lucas 1, 39)

  • Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, justo y piadoso, que esperaba la liberación de Israel: El Espíritu Santo estaba en él, (Lucas 2, 25)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina