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Traed al pueblo ciego, aunque tiene ojos; a los sordos, aunque tienen oídos. (Isaías 43, 8)
¿Puede acaso una mujer olvidarse del niño que cría, no tener compasión del hijo de sus entrañas? Pues aunque ella lo olvidara, yo no me olvidaría de ti. (Isaías 49, 15)
¡Oh, todos los que estáis sedientos, id por agua, aunque no tengáis dinero! Venid, comprad grano y comed, sin dinero y sin pagar, vino y leche. (Isaías 55, 1)
Aunque grites, ¿te podrán salvar tus ídolos? A todos ellos se los llevará el viento, un soplo los arrebatará. Mas quien confía en mí heredará la tierra y poseerá mi santo monte. (Isaías 57, 13)
Aunque te laves con potasa y gastes lejía en abundancia, la mancha de tu iniquidad aún quedaría ante mí, dice el Señor Dios. (Jeremías 2, 22)
Y tú, desolada, ¿qué vas a hacer? Aunque te vistas de púrpura y te adornes de joyas de oro, aunque te agrandes los ojos con cosméticos, en vano te pones bella. Tus amantes te desprecian, tu vida es lo que buscan. (Jeremías 4, 30)
Pues, aunque dicen: "¡Vive Dios!", ciertamente juran en falso. (Jeremías 5, 2)
Aunque ayunen, no escucharé su súplica; aunque ofrezcan holocaustos y ofrendas, no los aceptaré; antes bien, aniquilaré a este pueblo con la espada, el hambre y la peste". (Jeremías 14, 12)
El Señor me dijo: "Aunque se presentaran ante mí Moisés y Samuel, mi alma no se inclinaría hacia este pueblo. Échalos de mi presencia, que se vayan. (Jeremías 15, 1)
Por mi vida -dice el Señor- que aunque Jeconías, hijo de Joaquín, rey de Judá, fuera un anillo en mi mano derecha, le arrancaría de allí. (Jeremías 22, 24)
Aunque derrotarais al ejército entero de los caldeos que combaten contra vosotros y no quedasen entre ellos más que unos pocos malheridos, saldrían éstos uno a uno de su tienda y prenderían fuego a esta ciudad". (Jeremías 37, 10)
Aunque hubo diez de aquellos hombres que dijeron a Ismael: "No nos mates, pues tenemos escondidas en el campo provisiones de trigo, cebada, aceite y miel". Y él los respetó y no los mató como a sus compañeros. (Jeremías 41, 8)
