Fundar 63 Resultados para: aliento

  • Después que sucedió esto, el hijo de la dueña de casa cayó enfermo, y su enfermedad se agravó tanto que no quedó en él aliento de vida. (I Reyes 17, 17)

  • El Señor escuchó el clamor de Elías: el aliento vital volvió al niño, y éste revivió. (I Reyes 17, 22)

  • los manjares de su mesa, los aposentos de sus servidores, el porte y la librea de sus camareros y de sus coperos, y los holocaustos que ofrecía en la Casa del Señor, se quedó sin aliento (II Crónicas 9, 4)

  • Trátame ahora como mejor te parezca: retírame el aliento de vida, para que yo desaparezca de la tierra y quede reducido a polvo. Más me vale morir que vivir, porque he escuchado reproches injustos y estoy agobiado por la tristeza. Líbrame, Señor, de tanta opresión, déjame partir hacia la morada eterna y no apartes de mí tu rostro, Señor. Es preferible para mí la muerte, antes que ver tanta opresión en mi vida y seguir escuchando insultos". (Tobías 3, 6)

  • Vean entonces, hijos míos, cuál es el fruto de la limosna y cuál el de la injusticia que lleva a la muerte. Pero ya me falta el aliento". Entonces lo tendieron sobre su lecho, y él murió y fue enterrado honrosamente. (Tobías 14, 11)

  • ellos perecen bajo el aliento de Dios, desaparecen al soplo de su ira. (Job 4, 9)

  • No me da tregua ni para tomar aliento, sino que me sacia de amarguras. (Job 9, 18)

  • Me diste la vida y me trataste con amor, y tu solicitud preservó mi aliento. (Job 10, 12)

  • ¡Se me ha agotado el aliento, se han extinguido mis días, sólo me queda el sepulcro! (Job 17, 1)

  • Mi mujer siente asco de mi aliento, soy repugnante para los hijos de mis entrañas. (Job 19, 17)

  • mientras haya en mí un aliento de vida y el soplo de Dios esté en mis narices, (Job 27, 3)

  • A mí me hizo el soplo de Dios, el aliento del Todopoderoso me dio la vida. (Job 33, 4)


“Sejam como pequenas abelhas espirituais, que levam para sua colméia apenas mel e cera. Que, por meio de sua conversa, sua casa seja repleta de docilidade, paz, concórdia, humildade e piedade!” São Padre Pio de Pietrelcina