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  • El Señor en persona es nuestro Dios, sus sentencias abarcan toda la tierra. (1 Crónicas 16, 14)

  • Digan: Sálvanos, Señor, Dios nuestro, y júntanos de entre las naciones, a fin de celebrar tu nombre santo y tener nuestra gloria en alabarte. (1 Crónicas 16, 35)

  • Ten fortaleza y esforcémonos por nuestro pueblo y por las ciudades de nuestro Dios, que Yavé haga lo que le parezca bueno.» (1 Crónicas 19, 13)

  • Poniéndose en pie el rey David dijo: «Escúchenme, hermanos y pueblo mío: Yo me preocupaba por edificar una Casa donde descansara el Arca de la Alianza de Yavé, que es la tarima de los pies de nuestro Dios. Ya había hecho yo preparativos para su construcción, (1 Crónicas 28, 2)

  • Ahora, pues, a los ojos de todo el pueblo de Israel, que es la asamblea de Yavé, y a oídos de nuestro Dios, guarden y mediten todos los mandamientos de Yavé su Dios, para que puedan poseer esta tierra espléndida y la dejen como heredad a sus hijos después de ustedes para siempre. (1 Crónicas 28, 8)

  • Después David bendijo a Yavé en presencia de toda la asamblea. Dijo: «Bendito tú, oh Yavé, Dios de nuestro padre Israel, desde siempre hasta siempre. (1 Crónicas 29, 10)

  • Pues bien, oh Dios nuestro, te celebramos y alabamos tu nombre magnífico. (1 Crónicas 29, 13)

  • Yavé, Dios nuestro, todo lo que amontonamos para edificar una Casa para tu Santo Nombre viene de tu mano; todo es tuyo. (1 Crónicas 29, 16)

  • Te hago saber que voy a edificar una Casa al nombre de Yavé, mi Dios, para consagrársela, para quemar ante él incienso aromático, para la ofrenda perpetua de los panes presentados, y para los holocaustos de la mañana y de la tarde, de los sábados, lunas nuevas, solemnidades de Yavé, nuestro Dios, como se hace siempre en Israel. (2 Crónicas 2, 3)

  • La Casa que voy a edificar será grande, porque nuestro Dios es mayor que todos los dioses. (2 Crónicas 2, 4)

  • «Tu padre ha hecho pesado nuestro yugo; ahora tú aligera la dura servidumbre de tu padre y el pesado yugo que puso sobre nosotros y te serviremos.» (2 Crónicas 10, 4)

  • Los jóvenes que se habían criado con él le respondieron: «Esto debes responder al pueblo que te ha dicho: Tu padre hizo pesado nuestro yugo, ahora tú aligera nuestro yugo; diles: Mi dedo meñique es más grueso que los lomos de mi padre. (2 Crónicas 10, 10)


“Peçamos a São José o dom da perseverança até o final”. São Padre Pio de Pietrelcina