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  • Pero como Absalón, a quien habíamos ungido como nuestro rey, ha muerto en la batalla, ¿por qué no hacen algo para que vuelva el rey?» (2 Samuel 19, 11)

  • Al oír esto, los hombres de Judá les respondieron: «Lo hacemos porque el rey es nuestro pariente. ¿Qué sacan con enojarse por eso? ¿Acaso vivimos a costa del rey o nos ha hecho algún regalo especial?» (2 Samuel 19, 43)

  • ¿Quién es Dios fuera de Yavé? ¿Quién es roca sino nuestro Dios? (2 Samuel 22, 32)

  • Pero él respondió: «No, al contrario. Nuestro señor, el rey David, ha hecho rey a Salomón. (1 Reyes 1, 43)

  • Que incline nuestro corazón hacia él para que caminemos por sus caminos y guardemos todos los mandamientos, los decretos y las ceremonias que ordenó a nuestros padres. (1 Reyes 8, 58)

  • Así los corazones de ustedes estarán enteramente con Yavé, nuestro Dios, para caminar según sus preceptos y para guardar sus mandamientos como hoy.» (1 Reyes 8, 61)

  • Ahora, pues, Yavé, Dios nuestro, líbranos de caer en sus manos, para que todos los reinos de la tierra sepan que tú, Yavé, eres el único Dios.» (2 Reyes 19, 19)

  • Ya antes, cuando Saúl era nuestro rey, eras tú el que dirigía a Israel; Yavé, tu Dios, te ha dicho: Tú apacentarás a mi pueblo Israel, tú serás el jefe de mi pueblo Israel.» (1 Crónicas 11, 2)

  • Luego dijo a toda la asamblea de Israel: «Si les parece bien y la cosa conviene a Yavé, nuestro Dios, vamos a mandar un mensaje a nuestros hermanos que han quedado en todas las regiones de Israel y, además, a los sacerdotes y levitas en sus ciudades y aldeas, para que se reúnan con nosotros; (1 Crónicas 13, 2)

  • y volvamos a traer a nuestro lado el Arca de nuestro Dios, ya que no nos hemos preocupado por ella en tiempos de Saúl. (1 Crónicas 13, 3)

  • pues Yavé, nuestro Dios, nos castigó cuando, en su ausencia, no lo consultamos según está establecido.» (1 Crónicas 15, 13)

  • Que su santo nombre sea nuestro orgullo. Que se llenen de alegría los que buscan al Señor. (1 Crónicas 16, 10)


“A sua casa deve ser uma escada para o Céu”. São Padre Pio de Pietrelcina