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  • Jusay, amigo de David, entró en la ciudad, en el momento en que Absalón llegaba a Jerusalén. (2 Samuel 15, 37)

  • En este momento, el centinela dijo: «Por el modo de correr, el primero me parece Ajimás, hijo de Sadoc.» David respondió: «Es un hombre valioso; por tanto, trae buenas noticias.» (2 Samuel 18, 27)

  • En ese momento llegó el otro mensajero, el cusita, diciendo: «Oh mi rey, ¡buenas noticias! Yavé te hizo justicia y te libró de todos tus enemigos.» (2 Samuel 18, 31)

  • En el momento que David estaba cansado, se presentó Dodó, hijo de Joás, descendiente de Rafá, quien tenía una lanza de bronce que pesaba tres kilos y medio, además de su espada nueva. Este trató de matar a David. (2 Samuel 21, 16)

  • «Muy pronto me voy a ir por el camino de todos. Para ti ha llegado el momento de ser firme y de portarte como hombre. (1 Reyes 2, 2)

  • Por orden de Yavé un hombre de Dios salió del país de Judá y llegó a Betel en el momento en que el rey Jeroboam, de pie al lado del altar, se preparaba a quemar incienso. (1 Reyes 13, 1)

  • En cuanto a ti, esposa de Jeroboam, levántate y vuelve a casa; pero en el momento que entres en la ciudad, morirá tu hijo. (1 Reyes 14, 12)

  • Entonces se levantó la mujer de Jeroboam y se fue a Tirsa. En el momento en que tocaba con sus pies el umbral de la puerta, murió el niño. (1 Reyes 14, 17)

  • Es que David había seguido los rectos caminos de Yavé y no se había apartado en ningún momento de todo lo que Yavé le ordenó, excepto en el asunto de Urías, el heteo. Lo demás referente a Abías y todo lo que hizo está escrito en el libro de los Hechos de los reyes de Judá. (1 Reyes 15, 5)

  • En el mismo momento se pasó revista a los hijos de Israel y marcharon a su encuentro. Los hijos de Israel acamparon frente a ellos a manera de dos pequeños rebaños de cabras, mientras que los arameos cubrían toda la llanura. (1 Reyes 20, 27)

  • Así fue como Jehú, hijo de Josafat, hijo de Nimsí, conspiró contra Joram. En ese momento Joram con los israelitas estaba defendiendo la ciudad de Ramot en Galaad, contra Jazael, rey de Aram, (2 Reyes 9, 14)

  • Resulta que en ese momento unas personas estaban sepultando a un difunto, cuando divisaron a los moabitas. De prisa tiraron el cadáver al sepulcro de Eliseo y se pusieron a salvo. Pero el hombre, al tocar los huesos de Eliseo, cobró vida y se puso de pie. (2 Reyes 13, 21)


“Seria mais fácil a Terra existir sem o sol do que sem a santa Missa!” São Padre Pio de Pietrelcina