10. Tú te fiabas de tu maldad, pensando: "Nadie me ve". Tu sabiduría y tu ciencia te hicieron perder la cabeza, mientras decías en tu corazón: "¡Yo, y nadie más que yo!".





“O santo silêncio nos permite ouvir mais claramente a voz de Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina