Encontrados 127 resultados para: dieron

  • Los oficiales del rey hicieron también donativos voluntarios al pueblo, a los sacerdotes y a los levitas. Jelcías, Zacarías y Yejiel, prefectos del templo del Señor, dieron a los sacerdotes para celebrar la pascua 2.600 corderos y 300 toros. (II Crónicas 35, 8)

  • Los jefes de los levitas, Conanías, Semayas y su hermano Natanael, Jasabías, Yeiel y Yozabad, dieron a los levitas, para celebrar la pascua, 5.000 corderos y 500 bueyes. (II Crónicas 35, 9)

  • Dieron dinero a los canteros y a los carpinteros; mandaron víveres, bebidas y aceite a los sidonios y a los tirios para que enviasen por mar madera de cedro desde el Líbano a Jafa, conforme a la autorización que les había dado Ciro, rey de Persia. (Esdras 3, 7)

  • Cuando nuestros enemigos se dieron cuenta de que estábamos advertidos y de que Dios había desbaratado sus planes, se retiraron, y nosotros volvimos a la muralla, cada cual a su tarea. (Nehemías 4, 9)

  • Entre los cabezas de familia dieron al tesoro de la obra veinte mil dracmas de oro y dos mil doscientas minas de plata. (Nehemías 7, 70)

  • Así que dieron la voz de alarma a los montes de Samaría, Coná, Bejorón, Belmain, Jericó, Joba, Ajsora y al valle de Salén. (Judit 4, 4)

  • Los que estaban apostados en torno a Betulia se dieron también a la fuga. Entonces los israelitas, preparados para el combate, se lanzaron sobre ellos. (Judit 15, 3)

  • Entonces mis humildes dieron la voz de alarma y ellos se asustaron; mis débiles gritaron, y ellos se llenaron de terror; dieron voces, y ellos se dieron a la fuga. (Judit 16, 11)

  • ¿Por qué me acogieron dos rodillas y me dieron de mamar dos pechos? (Job 3, 12)

  • pero apenas la vieron se quedaron pasmados; aterrados, se dieron a la fuga; (Salmos 48, 6)

  • Pusieron veneno en mi comida, cuando tenía sed me dieron a beber vinagre. (Salmos 69, 22)

  • A pesar de todo, volvieron a pecar y no dieron crédito a los prodigios del Señor. (Salmos 78, 32)


“Queira o dulcíssimo Jesus conservar-nos na Sua graça e dar-nos a felicidade de sermos admitidos, quando Ele quiser, no eterno convívio…” São Padre Pio de Pietrelcina