Encontrados 131 resultados para: nuestras

  • Nos hemos convertido en una cosa impura, toda nuestra justicia es como un trapo sucio. Nos hemos marchitado como el follaje y nuestras culpas nos arrastran como el viento. (Isaías 64, 5)

  • No hay nadie que invoque tu Nombre, nadie que despierte para aferrarse a ti, porque tú nos ocultaste tu rostro y nos pusiste a merced de nuestras culpas. (Isaías 64, 6)

  • Al enterarnos de la noticia, desfallecieron nuestras manos, se apoderó de nosotros la angustia, un temblor como de parturienta. (Jeremías 6, 24)

  • ¡Que se apuren a lanzar gemidos por nosotros! ¡Que nuestros ojos se deshagan en lágrimas y brote el llanto de nuestras pupilas! (Jeremías 9, 17)

  • "La Muerte ha trepado por nuestras ventanas, ha entrado en nuestros palacios, arrancando de las calles a los niños, y a los jóvenes de las plazas. (Jeremías 9, 20)

  • Por eso, así habla el Señor contra los hombres de Anatot, que intentan quitarte la vida, diciendo: "¡No profetices en nombre del Señor, si no quieres morir en nuestras manos!". (Jeremías 11, 21)

  • ¡Si nuestra iniquidad atestigua contra nosotros, obra, Señor, a causa de tu Nombre! Porque son muchas nuestras apostasías, hemos pecado contra ti. (Jeremías 14, 7)

  • ¡Aquí estoy contra ti, Moradora del valle, Roca de la llanura! -oráculo del Señor-. Ustedes dicen: "¿Quién bajará contra nosotros, quién entrará en nuestras guaridas?". (Jeremías 21, 13)

  • Y nosotros hemos obedecido las instrucciones de Jonadab, hijo de Recab, nuestro antepasado, en todo lo que él nos ordenó: nosotros no bebemos vino durante toda la vida, lo mismo que nuestras mujeres, nuestros hijos y nuestras hijas; (Jeremías 35, 8)

  • Levantemos en nuestras manos el corazón hacia el Dios del cielo. (Lamentaciones 3, 41)

  • Nuestra herencia pasó a manos de extranjeros, nuestras casas, a manos de extraños. (Lamentaciones 5, 2)

  • Estamos huérfanos, sin padre, nuestras madres son como viudas. (Lamentaciones 5, 3)


“Não se aflija a ponto de perder a paz interior. Reze com perseverança, com confiança, com calma e serenidade.” São Padre Pio de Pietrelcina