Sirácides (Eclesiástico), 48
20. Pero invocaron al Señor, al Misericordioso, y tendieron sus manos hacia él; y el Santo, desde lo alto del cielo, los escuchó inmediatamente, y los salvó por la intervención de Isaías.
20. Pero invocaron al Señor, al Misericordioso, y tendieron sus manos hacia él; y el Santo, desde lo alto del cielo, los escuchó inmediatamente, y los salvó por la intervención de Isaías.
“Cada Missa lhe obtém um grau mais alto de gloria no Céu!” São Padre Pio de Pietrelcina