Números, 9
21. Cuando la nube se detenía de la tarde a la mañana, y a la mañana se alzaba, entonces partían.
21. Cuando la nube se detenía de la tarde a la mañana, y a la mañana se alzaba, entonces partían.
Los números 9 describen cómo los hijos de Israel celebraron la Pascua en el desierto del Sinaí, siguiendo las instrucciones de Dios hacia Moisés. Además, el capítulo también trata la nube que cubrió el tabernáculo y guió a los israelitas en su viaje. A continuación hay cinco versos relacionados con estos temas:
Éxodo 12:14- "Este día será para ti por memoria, y lo celebrarás por fiesta al Señor; en tus generaciones lo celebrarás por estatus perpetuo". Este versículo se refiere a la institución de Pascua como una celebración anual para la gente de Israel.
Éxodo 13:21 - "Y el Señor fue ante ellos, día en una columna de nubes para guiarlos en el camino, y por la noche en una columna de fuego para iluminarlos, caminar día y noche". Este versículo destaca la presencia de Dios que guía a los hijos de Israel a través de una columna de nubes durante el viaje del desierto.
Números 9:15 - "Y el día en que se levantó el tabernáculo, la nube cubrió el tabernáculo sobre la carpa de testimonio; y por la tarde había en el tabernáculo, como una aparición en el incendio hasta la mañana". Este versículo destaca la importancia de la nube que cubrió el tabernáculo, lo que indica la presencia de Dios entre la gente.
Números 9:18 - "El día en que el tabernáculo estaba armado, la nube cubrió el tabernáculo, a saber, la tienda del testimonio; y por la tarde había en el tabernáculo, como una aparición de fuego, hasta la mañana". Este versículo repite la información anterior para enfatizar la importancia de la nube en el campamento de los israelitas.
Salmo 32:8- "Te instruiré y te enseñaré cómo debes ir; te guiaré con mis ojos". Este versículo destaca la importancia de la orientación divina en la vida de los creyentes y puede estar relacionado con la presencia de la nube que guió a los hijos de Israel durante su viaje en el desierto.
“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina
